25 años

25 añosEl Govern aprobó el 13 de mayo de 1994 el plan de puertos deportivos. El conseller de Obras Públicas, Bartomeu Reus, admitió que era «restrictivo» para las Pitiüses y que, a lo sumo, sólo podría reformarse el de Sant Antoni, de manera que «perdería interés» el que entonces se proyectaba en Punta Xinxó. Este último, además, se consideraba «muy cuestionable» desde el punto de vista técnico.

Durante los siguientes cuatro años se contemplaba la posibilidad de crear 2.000 nuevos amarres, si bien Reus estimaba que «por razones técnicas y económicas» no se construirían nuevos puertos en ese periodo.

Sí adquiría esos días un nuevo aspecto el de Vila tras la instalación de dos pantalanes flotantes para 74 embarcaciones de recreo en el dique interior. Además, se encontraba en la fase final la colocación de una docena de amarres para grandes yates. Pronto entrarían en servicio.

Lo que no acababa de funcionar era la desaladora. El Govern debía aún comprar la potabilizadora para que, luego, el Consistorio de Vila comenzara el suministro. Pero la empresa constructora aún no había presentado el informe económico que demostrara los costes reales. Había desaladora, pero estaba parada, una situación muy parecida a la vivida recientemente (y durante años) con la instalación de Santa Eulària. Eso sí, esa agua no saldría barata. Diario de Ibiza avanzó que se pagaría a unas 220 pesetas el metro cúbico, el doble que la desalada que se producía en Canarias.

50 años

50 años

Más semáforos. Se vendían Renault 6 como el que ilustra este artículo, pero la conducción debía ser un infierno. Es Diari comentaba el 17 de mayo de 1969 que si bien se habían señalizado las avenidas de España e Ignasi Wallis prohibiendo aparcar en los bordes de las aceras, faltaba «pintar pasos de peatones y crear, en zonas como el Mercat Vell y las calles Mestre Mayans y Amadeo, estacionamientos limitados», así como colocar semáforos en diversos puntos de la ciudad. Por ejemplo, «en el cruce de Vara de Rey con las carreteras del aeropuerto y de Sant Antoni», o en el cruce del hotel Montesol con la carretera de Santa Eulària, así como entre Bartomeu Roselló con Isidor Macabich. Es decir, que estaba todo por hacer.

75 años

75 años

Contra el paludismo en ses Feixes. Para evitar «la propagación del paludismo» (malaria), el Ayuntamiento de Eivissa ordenó a todos los propietarios de ses Feixes a que procedieran, en un plazo no superior a 15 días, a la limpieza de las acequias cuya agua utilizaran para el riego de sus propiedades, según publicó Es Diari el 13 de mayo de 1944. Las aguas estancadas eran fuente de propagación de esa enfermedad y se requerían medidas sanitarias contundentes. Hasta el año 1964, la Organización Mundial de la Salud no consideró que se había erradicado el paludismo en España. No era lo único que se quería erradicar: «Con objeto de fomentar la extirpación de animales dañinos a las palomas mensajeras», la jefatura de Transmisiones de Balears premiaba a quienes dieran muerte «al mayor número de aves de rapiña»: 200 pesetas al que más capturase, 100 al segundo; 50 al tercero. La sociedad colombófila La Ibicenca colaboró en esta tarea.

100 años

100 años

Por cotillear. En 1919, los mozos de Sant Joan no se andaban con chiquitas cuando había una falda por medio. La Guardia Civil detuvo a uno de 24 años de edad «por haber cogido a un niño de pocos años por el cuello, arrebatándolo [sic] al suelo y produciéndole contusiones». Motivó la agresión, según declaró el detenido, haber creído que el crío «estaba escuchando durante unos momentos que habló con la novia».

Aquella tercera semana de mayo, el recluso Antoni Costa Torres, Pere Tu, «intentó suicidarse, infiriéndose al efecto una herida en el cuello con un cuchillo de pequeñas dimensiones que poseía para cortar el pan». La lesión no era de gravedad y coincidía con que, un par de días más tarde, debía celebrarse el juicio que se seguía contra él. Fue suspendido.