Una chancla realizada con cartón, goma eva y tapones, anillos de lata y bolsas de plástico ha llevado a cinco estudiantes de 4º de ESO del instituto Quartó del Rei de Santa Eulària a lograr el premio de su categoría de la edición autonómica de Consumópolis, el concurso que busca sensibilizar a los niños y jóvenes sobre la importancia de consumir de forma «consciente, crítica, solidaria y responsable».

Promovido por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en Balears el concurso, que lleva por lema 'Por tu seguridad, ¿sabes qué consumes?', lo organiza la dirección general de Consumo y en esta decimocuarta edición ha contado con la participación de 500 estudiantes de doce colegios e institutos del archipiélago, once de Mallorca y sólo uno de Ibiza.

Erika Clapés, Sashi Cuitiño, Lisa Fajula, Jurema López y David Silva y su profesora de Biología, Lorena Maneiro, viajaron el pasado martes a Mallorca a recoger su premio (un diploma y una tableta), en un acto celebrado en el Palma Aquarium. «Fue especial porque no nos lo esperábamos, para nada», dijo Silva acerca del momento en que la profesora les comunicó que, de los once equipos finalistas de su categoría, habían obtenido el primer premio. Ahora, su prototipo ha sido enviado a Madrid para competir en el concurso nacional, con los ganadores de las diferentes comunidades autónomas.

Dos fases, una idea

Ésta era la segunda vez que alumnos del IES Quartó del Rei participaban en el concurso, si bien el año pasado no consiguieron llegar a la final, explicó Maneiro, quien resaltó que en las dos ocasiones lo han propuesto a alumnos de 4º de ESO.

Antes de llegar a diseñar su proyecto los estudiantes tuvieron que superar una primera fase individual, que consistía en hacer un recorrido on line por la ciudad de Consumópolis y resolver diferentes pruebas lúdicas y pedagógicas.

El grupo formado por estos cinco estudiantes, Ecologist, quedó en octava posición con 65.580 puntos, y superada esa primera fase accedieron a la segunda. De su instituto fueron hasta siete los grupos que pasaron la primera prueba, destacó Maneiro, quien agregó que sólo el formado por López, Fajula, Clapés, Silva y Cuitiño llegó a culminar la segunda.

Las bases indicaban que tenían que fabricar un prototipo o maqueta de un producto nuevo y original que, en su categoría -había tres diferentes: 5º y 6º de Primaria, 1º y 2º de ESO y 3º y 4º de ESO-, debía ser una prenda de ropa, un aparato eléctrico o un aparato electrónico.

«Primero dijeron algo de una camiseta y luego me comentaron que iban a hacer una chancla con tapones», apuntó la profesora.

La idea del producto, explicaron los estudiantes, fue «más o menos conjunta». «En Biología estábamos hablando de la huella ecológica y pensamos en hacer un zapato. Pero era más complicado y se nos ocurrió una chancla. Y como también habíamos dado el tema de los plásticos, de la cantidad que hay en el mar Mediterráneo y todo lo que contaminan, nos pareció una buena idea mezclar los dos conceptos», explicó Fajula.

Ella, Clapés y López se encargaron de la ejecución del prototipo, que querían que fuera «resistente, ecológico y económico». «Pensamos en la cantidad de tapones y de bolsas de plástico que hay y la primera idea era juntar ambas cosas. Lo que pasa es que los tapones no se pegaban bien», recuerda Clapés.

La chancla definitiva

Entonces, hicieron una segunda prueba, que resultó definitiva, añadiendo cartón, goma eva y los anillos de plástico con los que se sujetan las latas y «en los que se enganchan muchas tortugas». «La probamos y era cómoda», indicó Clapés -quien apostilló que si tuvieran que perfeccionarla quizás utilizarían chapas en lugar de tapones- y confirmó la profesora.

Por su parte, Cuitiño y Silva fueron los responsables de realizar la etiqueta que debían entregar y en la que incluían sus datos, los materiales utilizados en la confección de la chancla y las advertencias de uso, en las que detallaron que no era apta para uso deportivo, así como evitar el contacto directo con el sol a largo plazo y con el agua y mantenerla alejada de fuentes de calor.

También elaboraron una ficha con el lema 'Reduce tu huella' y en la que daban una explicación sobre la chancla y animaban a comprarla. «Los residuos pueden ser totalmente reciclados ya que pueden ser utilizados para otros usos, por ejemplo para alguna manualidad», destacaban al tiempo que incidían en que permite «reducir la contaminación» y dar «una segunda vida a muchos materiales».

«El objetivo de este producto es enseñar a la sociedad que podemos ayudar al medio ambiente cambiando los materiales de nuestras prendas», resumían los estudiantes en su ficha.

De la experiencia, se quedan con varios aprendizajes. Por una parte, sobre consumo responsable: «Hemos aprendido sobre la importancia de intentar evitar que se propaguen más los residuos haciendo que cada persona colabore un poquito», subrayó Fajula. Y por otra, sobre el esfuerzo y sus frutos: «Hemos visto que todo es posible, porque no pensábamos que íbamos a pasar [a la final] y lo hicimos, y encima ganamos», agregó Cuitiño.