El pasado año «llovió bien» y las cosechas de forraje y cereales fueron espléndidas. Este, en el que apenas ha caído una gota o cuando lo hizo no era el momento adecuado, va camino de ser un desastre. Hay agricultores que ni siquiera se plantean recoger lo poco que ha crecido y que calculan que, debido a la sequía, este año recolectarán hasta un 90% menos que en 2018.

«No ha llovido, y cuando lo ha hecho, como en Semana Santa, tampoco ayudó en nada. Cuando tenía que hacerlo no cayó una gota», asegura Juan Antonio Prats, gerente de la Cooperativa agrícola de Sant Antoni.

«La cosecha más afectada -afirma- es la del forraje, mucho. Hay gente que me dice que ni siquiera pasará la cosechadora, que directamente labrará el campo. Para qué van a pagar el uso de esa maquinaria cuando saben que no sacarán ningún beneficio».

No siempre llueve a gusto de todos: este año «tendría que haberlo hecho en enero o febrero, justo después de sembrar. Lo malo es que lo hizo justo en ese momento y hubo que retrasar la siembra por esa razón... Y luego no volvió a llover».

Eso ha perjudicado notablemente a las plantas, que han prosperado poco o nada. Prats calcula que «se ha perdido prácticamente todo lo sembrado para forraje, entre el 80% y el 90%». La cosecha será «ridícula».

De la de cereales, que en 2018 dobló la de 2017, al menos se salvará «el 50%». Esta se recogerá «cuando el grano esté seco, cuando hace calor de verdad, a finales de junio». De momento «ha crecido muy poco debido a la sequía».

La primera consecuencia de que no haya forraje en Eivissa la notarán los payeses en sus propios bolsillos: «La utilizan para alimentar a sus animales. Ahora tendrán que comprarlo fuera de la isla. Ya les cuesta mucho sembrarlo. Comprarlo, más, pues encima viene de la Península, con el sobreprecio por los portes», señala Prats.

«Tenemos una sequía importante. Lo caído en Semana Santa no sirvió para nada, ni para arreglar la cosecha de cereal ni los acuíferos», confirma Joan Marí Guasch, presidente de Agroeivissa: «Los que somos de regadío vivimos de las rentas del agua que cayó hace dos años. Tenemos miedo a que al final del verano volvamos a la situación de hace tres años, cuando los acuíferos estaban muy por debajo de los niveles normales».

Los socios de Agroeivissa que siembran forraje para sus animales han comunicado a Marí los problemas que están padeciendo: «Salvo en las parcelas que se encuentran muy cercanas al huerto, de manera que se pueden regar, apenas hay nada que cosechar. Para mantener su ganado deberán recurrir a la compra de forraje. Al parecer, el Govern ya está trabajando en una línea de ayudas para esa adquisición».

Regar más de lo normal

La falta de agua obliga, además, a regar más de lo normal, y eso tiene como consecuencia un coste más elevado de la producción: «Sobre todo se está notando en los frutales. Lo normal para esta época es que se hubieran regado menos, pero no ha habido más remedio que hacerlo durante prácticamente todo el invierno, desde enero».

Esa escasez de lluvias incluso está afectando a los olivos, según apunta Jordi Serra, agricultor ecológico y profesor en el Centro Integrado de Formación y Asesoramiento Agroambiental de Can Marines. Algunos propietarios que pertenecen a la Asociación de Defensa Vegetal del olivar le han comunicado que estan regando desde febrero. Y eso, afirma, «no es normal».

El presidente de Agroeivissa confía en que la situación «se pueda paliar abasteciendo con agua desalada a la población, de manera que se recuperen o mantengan los acuíferos». En ese sentido, cree que la puesta en marcha de la desaladora de Santa Eulària «se tendría que empezar a notar».