Si consideramos las elecciones generales de anteayer como un gigantesco sondeo o unas primarias de las inminentes municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo, y tomamos como referencia las tendencias apuntadas el domingo, la izquierda ibicenca está en disposición de seguir gobernando en todas las instituciones que gestiona desde 2015. De este modo encadenaría por vez primera dos mandatos consecutivos en el Consell de Eivissa, en Sant Josep y Sant Antoni. En Santa Eulària, uno de los feudos del PP desde las primeras elecciones y su principal granero de votos en Eivissa, los populares perderían más de la mitad de su representación y necesitarían pactar con Ciudadanos y Vox para seguir gobernando.

Sin embargo, esta extrapolación debe hacerse con numerosas prevenciones. En primer lugar, porque la participación en estas generales, a diferencia de lo que ha ocurrido en el conjunto de España, no ha sido especialmente significativa en las Pitiüses (62,66%). Es la más alta desde 1996, pero en siete de las catorce elecciones legislativas celebradas desde 1977 se registraron mayores índices de afluencia a las urnas. Toda la secuencia histórica revela que la participación en unas elecciones locales nunca ha superado el 60% en Eivissa, cuando en las generales ha llegado a alcanzar el 71%. Es decir, hay una gran bolsa de electores que acuden a las legislativas, pero sistemáticamente se desentienden de las municipales y autonómicas; se trata de votos que suelen ir a opciones de izquierdas, como demuestra el hecho de que la suma de los distintos partidos progresistas para el Congreso haya superado en varias ocasiones al PP, e incluso el PSOE en solitario ya aventajó a los populares en 2008. La diferencia entre la participación en unas y otras elecciones cuando se han celebrado en fechas próximas o en años consecutivos ha oscilado entre un mínimo de 2,2 puntos y un máximo de 14,1.

El PP, debilitado por la división

Hay que tener en cuenta, además, que la clave de la fuerza electoral del Partido Popular era concentrar en un solo partido todo el voto de centro-derecha; ahora, al haberse disgregado en tres opciones, su posición se ha debilitado enormemente, de manera que su solidez como fuerza hegemónica se ha quebrado por completo. Hay también otros elementos que pueden distorsionar la extrapolación a las locales del voto de las generales: el conocimiento personal de los candidatos y la existencia de candidaturas específicamente locales o insulares, que pueden originar trasvases de votos por razones no estrictamente ideológicas.

Con estas salvedades imprescindibles, si los resultados electorales del domingo se hubieran producido en las elecciones al Consell de Eivissa, el PSOE pasaría a ser la fuerza más votada, en perjuicio del PP, que perdería cuatro de los seis escaños que tiene ahora. Socialistas (4) y Podemos (3) mantendrían su representación actual y conservarían la mayoría absoluta; Ciudadanos entraría en el Consell con dos consellers y Vox con uno.

En el Ayuntamiento de Eivissa, el PSOE sería el partido más votado, aunque perdería un concejal con respecto a 2015 y se quedaría sólo con siete, pero Podemos mantendría los cuatro que logró con Guanyem, de forma que el bloque de izquierdas conservaría la mayoría absoluta. El PP perdería tres concejales y se quedaría con cuatro, los mismos que Ciudadanos; Vox entraría con dos. En todos los ayuntamientos estas proyecciones pueden verse alteradas porque en las municipales son necesarios relativamente pocos votos para obtener un concejal y esta extrapolación se hace únicamente con los partidos que concurrían a las legislativas y obtuvieron el domingo más de un 5% de los votos en el municipio. .

Incertidumbre en Santa Eulària

En Santa Eulària, el PSOE sería por vez primera el más votado y podría pasar de sus cinco concejales actuales a seis, pero el PP perdería más de la mitad de los doce que tiene ahora y se quedaría con sólo cinco. Podemos y Ciudadanos empatarían con cuatro y Vox obtendría dos concejales. Con esta distribución, el gobierno municipal quedaría a expensas de los posibles pactos; la izquierda por sí sola no logra la mayoría absoluta y el PP necesitaría pactar con Ciudadanos y Vox para seguir gobernando.

En Sant Josep, la izquierda revalidaría sobradamente su mayoría absoluta, a pesar de que el PSOE cedería dos concejales y se quedaría en siete, pero Podemos ganaría uno hasta situarse en cinco. La suma de Ciudadanos (4), PP (3) y Vox (2) les deja lejos de la mayoría.

El PSOE ganaría un concejal en Sant Antoni y podría sumar con Podemos (5, uno más que los que tenía ahora Reinicia) para llegar a la mayoría absoluta, mientras que el PP reduciría a la mitad (4) su representación y no tendría opción de gobernar con Ciudadanos (3) y Vox (2).

Finalmente Sant Joan se convierte en la aldea gala irreductible del PP en Eivissa. El único Ayuntamiento donde tiene prácticamente garantizado seguir gobernando, aunque con sólo seis concejales perdería la mayoría absoluta que tenía en solitario y necesitaría gobernar en minoría o contar con alguno de los ediles de Cs (2) o Vox (1). PSOE y Podemos lograrían también dos ediles cada uno.