La razón oficial para cesar a Carlos Bravo como coordinador del secretariado técnico de la Alianza Mar Blava fue que «su proceder no se ajustaba a los requerimientos» de la plataforma antipetrolífera, según Verónica Núñez, su presidenta, que no quiere dar más detalles. En realidad, Bravo incomodaba: «Iba un poco por libre. Había monopolizado Mar Blava, que ya era sinónimo de Carlos Bravo», explica una de las personas que gestaron esa plataforma y que prefiere mantener el anonimato. Su manera de actuar creó roces: «Hasta se le pidió que solicitara permiso cuando usara la marca Mar Blava, por ejemplo para conferencias propias. Pero como nadie le ha puesto límites, se ha ido creciendo».

Y se creó un 'monstruo', una «bola de nieve» que incluso daba vértigo» a los miembros de la Alianza y que molestaba en algunos estamentos: «Mar Blava se estaba convirtiendo en un lobby de presión con sesgos políticos en determinados momentos, cuando una de las razones fundamentales por las que se constituyó fue crear una plataforma de técnicos para que los distintos avatares políticos no tuvieran ningún peso», indica uno de sus fundadores.

Mar Blava, añade esta fuente, «es un concepto apolítico. Pero Bravo, por razones de carrera y profesionales, tenía un sesgo más de izquierdas... tirando a más allá. Ha llegado a hacer demasiada presión política, hasta el punto de que los ayuntamientos y otras administraciones públicas estaban un poco incómodos».

Previo al cese, se produjeron «encontronazos» por ese sesgo de Bravo: «A veces, era demasiado político-mediático. En Mar Blava se prefiere que sea político-colaborativo-institucional».

La Alianza comunicó el pasado 17 de abril que Bravo había cesado, para 58 minutos más tarde rectificar: había sido cesado. El matiz es importante. «El proyecto se estaba desvirtuando», justifica la fuente consultada por este diario: «Se estaba convirtiendo en la lucha de cualquier cosa, menos para lo que nació, que era para defender a las Pitiusas de las prospecciones petrolíferas y para apoyar unas energías renovables. Nuestro objetivo no era convertirnos en el árbitro mediterráneo de las malas prácticas medioambientales».

Mar Blava «ha crecido mucho» en los últimos años y se han incorporado a ella otros municipios allende las Pitiusas: «Están los del resto de Balears, los de la costa catalana y levantina. Pero eso no significa que tengamos que convertirnos en un lobby, pues se excede de las competencias originales».

Una de las mayores preocupaciones en el seno de la Alianza era su presupuesto, muy elevado «pero ficticio, pues la mayor parte corresponde a las aportaciones de las administraciones», que lo entregaban tarde y, de esa manera, generaban «una deuda muy voluminosa». Esa situación provocaba «una constante asfixia» financiera a la entidad, según señala la fuente con la que ha hablado Es Diari.

Aquella Mar Blava tan presente en los medios, dejará de estarlo a partir de ahora, admite un miembro de la plataforma: «Bravo tenía un programa de acción en medios muy diseñado y organizado. Cada cierto tiempo presentaba una queja y era como una puntilla en la conciencia de la sociedad. Pero al final, quien ganaba era él. Cobraba bastante y, por lo tanto, había que generar acciones que ya no se podían financiar sólo desde Ibizay Formentera. Se creó una bola de nieve de la que no sabíamos cuál era su origen».

Bravo «cobraba como un gran profesional» del sector. Su vida profesional se basaba «en generar una necesidad? No hay que crear esas necesidades, hay que cubrir las necesidades que existen», indica la fuente de Mar Blava. De ahí que cesar a Bravo signifique regresar a los fundamentos de la alianza: no a las prospecciones petrolíferas y fomento de las energías renovables. Se mantiene en funcionamiento y buscarán a un sustituto, «alguien que ya estaba en el proyecto inicial».

El propósito es «reconducirlo» todo: «No estamos para crecer y convertirnos en un lobby nacional. Se ha hecho un trabajo innegable, pero se estaba expandiendo en exceso. En la base, en las Pitiusas, empezábamos a sentir vértigo».

Carlos Bravo: «Siempre he tratado de ser muy neutral»

«Siempre he tratado de ser muy neutral», afirma Carlos Bravo respecto a su supuesto sesgo político: «La Alianza trató de ser neutral siempre, en todos los momentos. Siempre intentamos mantener la unanimidad política, el máximo consenso. Otra cosa son las opiniones personales. Pero nadie puede decir que con mi trabajo haya favorecido más a unos partidos que a otros».

Cree que esa crítica puede deberse a que «ahora viene un momento político complicado y puede que algunas entidades se vuelvan ahora más sensibles en ese aspecto». En cuanto a su sueldo, señala que le deben desde el mes de octubre «debido a que hay un problema de falta de liquidez, pues las administraciones son muy lentas para pagar».

Admite que hubo «discrepancias, básicamente sobre temas de comunicación interna con algunos compañeros, como en cualquier trabajo», aunque tuvo «una relación muy buena, intensa y satisfactoria, incluso emocional». También está «orgulloso» de lo logrado durante cinco años y medio.

Su cese lo atribuye a que «se quieren replantear las líneas de actuación para volver a las originarias». En cuanto a que se identificara la Alianza con él, considera que «así es como han ido las cosas». «Espero -añadió- no haber molestado a nadie. Fui portavoz porque así se aceptó. Evidentemente, la Alianza es muchísimo más».