Las agrupaciones astronómicas de las islas se han reunido por primera vez en Mallorca para medirse los telescopios. Y, a decir verdad, Ibiza los tiene más grandes. El mismo año en el que se cumple medio siglo de la llegada del ser humano a la Luna, toda una efémerides en el mundillo cósmico, y el mismo que escogió Ridley Scott para ambientar 'Blade Runner' y cambiar la ciencia ficción, la Agrupació Astronòmica d'Eivissa (AAE), Astromallorca, el Club Newton, la Associació Astronòmica d'Andratx y la sección astronómica del Cercle Artístic de Ciutadella han celebrado un primer encuentro del que han podido extraerse algunas conclusiones que podrían marcar la agenda de todos ellos en los próximos meses.

Y la primera es que hay que mejorar las relaciones con las instituciones para evitar que los vean como «a esos tipos raros que miran las estrellas», en palabras del secretario de la AAE, Pedro Pérez, quien señaló que a menudo esa es la sensación que tienen cuando visitan a algún cargo público y que añadió que las instituciones han de entender que en las agrupaciones astronómicas «tienen a un personal entusiasta y trabajador que no cobra y que divulga ciencia». El otro gran tema, una de las áreas de trabajo más importantes en las que se ha iniciado la colaboración entre islas, es la lucha contra la contaminación lumínica.

En este sentido, se planteó la necesidad de unificar algunos criterios en todo el archipiélago contra el exceso de luz nocturna, un tema en el que Mallorca aún tiene mucho camino por recorrer, mientras que la agrupación de Ibiza está pendiente de que ayuntamientos y Consell respondan a una propuesta de normativa que ya les ha sido entregada y que está avalada por un completo mapa de la contaminación lumínica en la isla que ha llevado a cabo la propia AAE, con mediciones precisas de la calidad del cielo nocturno y que quiere ampliarse a la isla de Formentera.

Protección del cielo

Protección del cielo

En realidad, esta normativa debería desarrollar una ley balear del año 2005, de protección del cielo nocturno, que nunca llegó a tener reglamento alguno con el que trabajar y que también podría servir a las agrupaciones mallorquinas como base para reclamar un uso más eficaz y menos invasivo de la iluminación, tanto de la emitida por el alumbrado público como de la derivada de actividades privadas. Menorca por su parte ha sido declarada recientemente destino Starlight, lo que viene a ser un certificado de la calidad de sus cielos nocturnos para la observación astronómica, y en lo primero que se ha traducido tal reconocimiento es en la sustitución de las luces de los polideportivos, según explicaron los dos representantes de la sección astronómica del Cercle Artístic de Ciutadella que participaron en el encuentro. En las Pitiusas, el exceso de luz dispersada hacia el cielo por los campos de fútbol es también uno de los desaciertos que la AAE propone solucionar.

Ibiza, en este aspecto, ha intentado seguir los pasos de Menorca. Y Mallorca va a la zaga. Sin embargo, en cuestión de medios y colaboración con las instituciones, el ejemplo que hay que seguir es el ibicenco. Es por ello que la relación con los gestores públicos fue el tema de la intervención del portavoz de la AAE en las charlas abiertas al público y con asistencia de autoridades que se celebraron en el albergue La Victoria, en Alcúdia, el sábado 6 de abril.

Ante un público de unas 60 personas y en la reuniones posteriores que, de manera informal, se mantuvieron durante todo el fin de semana, el portavoz ibicenco instó a las agrupaciones de Mallorca a «trabajar constantemente» con las instituciones para conseguir que el resto de las islas tenga, al menos, unos medios similares a los de Ibiza. «El telescopio que tenemos en Cala d'Hort cuesta menos que una furgoneta de jardinería», dijo para remarcar que mantener instalaciones astronómicas no supone un gran desembolso para la administración. Y animó a reclamar, al igual que se hizo en Ibiza, el uno por ciento cultural, es decir la obligación, por ley, de destinar una partida de toda obra pública a la conservación o enriquecimiento del patrimonio cultural.

El gran fiasco

Lo cierto es que Ibiza no sólo tiene los telescopios más grandes sino que los dos de los que dispone ya son dos más que los que tienen los aficionados a la astronomía en Mallorca. Todos los intentos de conseguir un observatorio en esta isla han acabado en fracaso. Y el gran fiasco ha sido el OAM, el Observatorio Astronómico de Mallorca (en Costitx), que pudo ser un referente a nivel mundial, que rastreó asteroides con celeridad extraterrenal y que incluso descubrió una supernova, pero que ha acabado convertido en símbolo, otro más, de la mala gestión del dinero público en Balears, tras caer en el agujero negro de la crisis inmobiliaria de sa Nostra (aliada con el Govern y el Consell para gestionar las instalaciones). Las importantes universidades que trabajaron en ellas se llevaron sus telescopios y el centro está en concurso de acreedores. No es, ciertamente, un buen precedente para que las instituciones mallorquinas se embarquen en un nuevo proyecto astronómico. Las asociaciones de aficionados de la isla lo saben, pero también son conscientes de la importancia que puede tener para la divulgación de la ciencia disponer de un observatorio. Cabe resaltar, sin embargo, que, a pesar de la falta de medios, las asociaciones mantienen una intensa actividad, organizando charlas y salidas astronómica continuamente, para divulgar el conocimiento del Universo en Balears.

El OAM fue el segundo observatorio del archipiélago después del de Puig des Molins, en Eivissa, que fue creado en 1956, año en el que el planeta Marte se encontraba en oposición con la Tierra y un año antes de que los soviéticos lanzaran a Laika al espacio. Así que Ibiza, a pesar de que su historia ha sufrido también sus altibajos, ya parte con ventaja desde los 50. En la actualidad, la Agrupació Astronòmica d'Eivissa gestiona dos observatorios, el de Puig des Molins, que en 2018 recibió a 2.325 visitantes, muchos de ellos alumnos de los colegios de la isla, y el de Cala d'Hort, inaugurado en 2011 y desde donde se explora y fotografía el espacio profundo. El primero de estos telescopios es propiedad del Ayuntamiento de Ibiza y el segundo, del Consell, y ambos funcionan gracias a los convenios de colaboración que, periódicamente, ambas instituciones firman con la AAE. De hecho, la agrupación acaba de renovar su convenio con el Ayuntamiento. Sus miembros realizan diversos trabajos en grupos como el de contaminación lumínica, detección de bólidos o astrometría. Y la astrometría (medición y estudio de la posición de los astros) es, por cierto, otra de las materias en las que Ibiza ha avanzado más y que ha despertado el interés del resto de las agrupaciones, por lo que las reuniones sirvieron para establecer un principio de acuerdo para compartir datos también en esta área.