La silueta del portaaviones estadounidense Abraham Lincoln aparece en varios rincones del inmenso portaaviones de propulsión nuclear que lleva su nombre y que desde el lunes está fondeado en Palma. Bajo el inconfundible perfil del presidente, aparece un lema extraído del famoso discurso que dio en Gettysburg en 1863: "Shall not perish" ('Que [la democracia] no perezca').

Una treintena de periodistas han podido subir al buque, que partió hace dos semanas de Viginia (EEUU) y permanecerá en la bahía palmesana hasta el domingo. Tras un periodo largo de mantenimiento, éste es el primer viaje del portaaviones en siete años y Palma es el primer puerto extranjero que visitan en esta expedición que les llevará por todo el mundo y que durará alrededor de siete meses. Les acompañará la fragata española Méndez Núñez, con la que hace una año que trabajan de forma coordinada y que escoltará para dar apoyo al portaaviones durante toda la misión.

¿Hacia dónde van? Aunque saben que viajarán por todo el mundo ya que la misión es "global", la responsable de relaciones públicas, Megan Isaac, explicaba esta mañana a los periodistas que no saben su destino exacto: "Cuando te alistas sabes que si te necesitan tienes que estar disponible; nuestro trabajo es estar preparados para ir adónde nos manden y estar preparados para responder", apuntaba esta mañana, antes de pasar a desgranar algunas de las cifras de vértigo de la embarcación: como que puede acoger a unos 3.000 tripulantes y 2.400 pilotos (viajan en él más de 5.000 personas: todos los habitantes de Alaró podrían dormir allí); que puede albergar entre 70 y 90 aviones (que pueden despegar cada 30 segundos y pasar de 0 a 240 kilómetros por hora en dos segundos) o que tiene capacidad para desplazar 97.000 toneladas de peso.

"Y mueve todo ese peso con este pequeño timón", bromeaba desde la cabina de mando Álex González, oficial de catapulta y piloto, que aseguraba estar emocionado con esta expedición y con poder "conocer tantas ciudades distintas".

Comercios, cafeterías y restaurantes están notando (con alegría para sus cuentas) la llegada del barco, ya que el flujo de tripulantes que desembarcan para conocer la ciudad y la isla es continuo. Varias golondrinas los transportan del portaaviones al Dique del Oeste, donde hay un check point en el que pueden cambiar doláres por euros o comprar algo de comer en varios foodtrucks instalados ex profeso para ellos allí. Para los que quieran animarse a probar la comida local, la publicación del portaaviones (The Penny Press) incluye en su último número una pequeña guía explicando que la coca de trempó es "parecida a una pizza italiana pero sin queso", que los cocarrois son "la versión de Mallorca de una empanada" y que al arroz brut (sic) es dirty rice con una mezcla de carne y vegetales que va cambiando según la estación". Entre las costumbres mallorquinas, la revista recomienda estar preparado para "recibir dos besos al ser saludado" o "ser interrumpido mientras se habla". Aconsejan además "no quejarse de la gente que fuma".

El comandante John Wade ha asegurado que la tripulación, cuya media de edad está en torno a los 21 o 22 años, está "muy emocionada" de que la primera parada del buque sea en España y en concreto en Palma de Mallorca, donde está seguro que aprenderán muchas cosas de la cultura local. Él ha valorado el trabajo coordinado con la fragata Méndez Núñez: "El último año hemos trabajo mucho para preparar este viaje", ha apuntado, lo que demuestra "la buena relación entre los dos países". La misión, ha indicado, es "evitar cualquier conflicto y promover la seguridad y estabilidad en el mundo". Aunque no ha precisado destinos ni objetivos concretos, sí ha mencionado que irán hacia oriente medio, atravesará el Pacífico y volverá al Atlántico. Respecto a posibles amenazas que podrían encontrarse por el Mediterráneo, ha señalado el terrorismo. ¿Qué harían en caso de que se encontraran con barcos de migrantes? Según Wade, primero asegurarse de que están en buenas condiciones de salud y después "entregarlos a las autoridades responsables".

Cabe destacar que mientras Wade hacía estas declaraciones, el presidente de la asociación Salvamento Marítimo Humanitario y armador del barco Aita Mari, Iñigo Mijangos, lamentaba que "a pesar de tenerlo todo en orden" hoy no ha podido entrar en la bahía de Palma ya que el portaaviones Abraham Lincoln entró previamente y dispone de una zona restringida en el puerto: "Nos hemos tenido que quedar al pairo a unas tres millas y llegar a tierra en un bote", ha lamentado Mijangos. Horas más tardes han recibido un permiso y han partido hacia las islas griegas de Chios y Lesbos con medicinas, ropa y otros bienes de primera necesidad.

En la rueda de prensa ofrecida a bordo del portaaviones, Wade ha destacado además el hecho de que esta misión tenga lugar coincidiendo con los 500 años de la primera circunnavegación de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.

El comandante Antonio González de la fragata Méndez Núñez ha reiterado que el despliegue conjunto prueba el "claro compromiso entre EEUU y España por la paz mundial". Así como el portaaviones no recibe visitas más allá de grupos de periodistas o autoridades, la fragata, ha informado González sí puede ser visitada el jueves y el viernes santo.