La recogida de algarroba en la isla sigue al alza, con un incremento del 17% el año pasado en comparación con 2017 como consecuencia, fundamentalmente, del incremento de su precio, que ha pasado de los 28 céntimos por kilo que se abonaban en 2017 a 40 céntimos (un 42% más).

La cooperativa agrícola de Sant Antoni compró el año pasado un total de 693 toneladas, cuando la cosecha del 2017 fue de 591 toneladas. Hay que tener en cuenta que el año anterior, en 2016, se recogieron en Eivissa 243 toneladas, por lo que la producción, en dos años, casi se ha triplicado.

La cooperativa de Sant Antoni celebró ayer por primera vez su asamblea y comida anual en el restaurante Gala Night porque su nave está «muy llena», precisamente, de algarroba pendiente de comercializar. «Es materialmente imposible sacarla para celebrar la comida», explicó el gerente de la cooperativa, Juan Antonio Prats.

El 80% de la producción se exporta a la Península, pero según Prats, este año hay «dificultades» para su venta ya que, al ser un producto que se ha puesto de «moda» (como aditivo en la alimentación, el E-410, que es un espesante natural que se utiliza como sucedáneo del cacao), se ha aumentado la producción en España. En todo caso, la mayor parte de la cosecha de la algarroba de Ibiza se dedica a la alimentación de ganado.

«Se está vendiendo poco a poco. El mercado local también compra algarroba», indicó Prats. Por ejemplo, Frutos Secos Ibiza prevé quedarse con 20 toneladas para la elaboración de chocolate o sirope de algarroba. Estos productos se elaboran con el garrofín, la semilla de la algarroba, que supone, tras su procesado, sólo el 10% del producto. De las 693 toneladas de algarroba recogidas, sólo se obtienen entre 60 y 70 toneladas de garrofín. El precio de esta semilla se ha disparado «algo más de un 200%».

Buen año para los cereales

En todo caso, uno de los asociados de la cooperativa explicaba que, pese a que la subida del precio ha estimulado su recogida, aún hay mucha gente que no lo hace, sobre todo porque en septiembre, que es el momento de la cosecha, «no tiene tiempo», aún en plena temporada turística.

Prats considera que 2008 fue «un buen año», ya que la cosecha de cereales se duplicó al pasar de 76 toneladas en 2017 a 153,7 el año pasado. Bajó la recogida de trigo (de 32 a 18 toneladas), pero se disparó la de avena (de 15,6 a 52,8) y la de cebada (de 28 a 82,6).

En cambio, la campaña de la almendra sufrió una bajada del 58%. El año pasado se recogieron 41 toneladas, 57 menos que en el anterior. De cara a este año, el gerente de la cooperativa apuntó que, por «la falta de lluvia», se espera que «la cosecha no sea muy halagüeña». «Con las lluvias de estos últimos días se sobrevivirá, pero la cosecha será baja», auguró.

La cooperativa agrícola cerró el año pasado con casi 2,6 millones de euros de ingresos en ventas, lo que supone «un pequeño aumento» del 0,7% con respecto a la temporada anterior. El beneficio neto fue de poco más de 53.000 euros. Este año se prevé invertir un total de 80.000 euros en la instalación de placas solares en la nave de la cooperativa, la compra de dos remolques y una carretilla elevadora. La cooperativa cuenta con 2.700 asociados. Un total de 435 personas se apuntaron a la comida de ayer.