«El gasto del turista musical se relaciona con personas de alto poder adquisistivo. Se supone duplicar el gasto efectuado por toda una familia media, de turismo de sol y playa, en Ibiza». Así de contundentes se muestran las conclusiones del estudio 'La economía del ocio en Ibiza: su transcendencia en el contexto de la economía turística insular', que presentó ayer por la tarde la Asociación Ocio de Ibiza en el hotel Ocean Drive. El documento lo firman Carles Manera, catedrático de Historia Económica de la Universitat de les Illes Balears (UIB), y Vanessa Roselló, licenciada en Economía y Master en Bussiness Administration en la misma universidad.

El informe, del que ya se dio un avance en Fitur, detalla también que se trata de un turista con «una intensa relación con la industria náutica, los hoteles y los restaurantes de alto nivel» y que, cuando acude a uno de estos últimos el gasto medio es «superior a los cien euros por persona».

Precisamente por esto, el documento aboga en sus conclusiones por reducir la «alta estacionalidad» de la oferta para este tipo de turista, «con la prolongación de la temporada del ocio, especialmente el nocturno con las discotecas». Además, propone «reforzar el segmento premium de ocio y su oferta relacionada». Sin embargo, reconoce que puede tener consecuencias negativas: «Más campos de golf y más emplazamientos náuticos para yates de más dimensión suponen una tensión importante en el ecosistema ibicenco». El informe no ignora el «gran debate social y político» que generarían estas medidas y recuerda que la falta de amarres «está disparando los precios y ha reforzado este cliente de altísimo nivel que puede pagarlos».

Manera y Roselló apuntan a dos inconvenientes para aumentar este mercado del turismo del ocio en el que Ibiza tiene «escasa competencia internacional en el curso de la temporada alta»: el «cuello de botella» que supone la falta de conexiones aéreas de la isla y la necesidad de contar con «capital humano capacitado».

También consideran necesaria una «mayor cooperación» de los empresarios que abren nuevos locales de ocio con «las discotecas históricas». «Urge una gestión inteligente de estos nuevos escenarios», concluyen. En este sentido, destaca que el surgimiento de los llamados hoteles discoteca -ellos los llaman « high level»- supone una competencia para las discotecas tradicionales lo que, advierte, «puede abrir conflictos».

Facturación: 500 millones

Facturación: 500 millones

El informe explica que el volumen de negocio que supone la economía del ocio aumentó entre 2012 y 2016 en Ibiza «mucho más» que en Balears. En 2012 representaba el 21,34% del total de negocio de la Comunitat, en 2016 ya suponía el 32,95% y pasaba de 92 millones de euros facturados a 203. También aumentó la contratación laboral: del 17,76% al 26% del total de los trabajadores enmarcados en la economía del ocio en Balears (de 822 a 1.377 contrataciones). Aunque las cifras son provisionales, el año pasado había en Ibiza 371 empresas de ocio que facturaron más de 500 millones de euros y emplearon a 3.336 personas.

En este sentido, matiza sobre estos números: «A pesar de todas las cautelas del método que se ha utilizado para hacer homologables las variables con ejercicios anteriores, se antojan excesivos». Independientemente de esto, añade que el crecimiento del sector del ocio en Ibiza «no admite réplica» y que en 2018 se situó «casi al mismo nivel que el clúster de la construcción y de los servicios relacionados en 2016».

El análisis 'La economía del ocio en Ibiza' considera que este turismo «puede suponer en torno al 35% de la ocupación de la isla». De la misma manera, recuerda que «la Gran Recesión» que comenzó en 2008 supuso «un retroceso» y que, a partir de 2009, la situación se hizo «más problemática. Para ilustrarlo, señala que en los años previos a la crisis estas empresas llegaron a facturar 8,8 y 13,6 millones de euros anuales en 2005 y 2006, cifras que cayeron a 3,2 y 1,1 millones en 2009 y 2010.

De hecho, el análisis destaca que fue precisamente ese año, 2010, cuando el ocio de Ibiza comenzó a evolucionar y pasó de estar concentrado en la noche a diversificarse en tres modelos de negocio: el ocio nocturno (discotecas y salas de juego), ocio diurno (hoteles discoteca) y los beach clubs.

Otro de los cambios que se han producido en los últimos años y que destaca el informe de Manera y Roselló es que, mientras se mantienen las plazas turísticas de la isla, se produce una «desviación de inmuebles calificados como segundas residencias a un uso de explotación turística», especialmente en casas de campo y chalets «que se acaban por alquilar a turistas por días o semanas». «Este fenómeno infiere la posibilidad de que el número de plazas turísticas existentes sea superior al recogido en las estadísticas oficiales», continúa antes de señalar que esta «oferta ilegal» implica «un fuerte impacto demográfico», que hace que se hable en la isla «de saturación turística como un fenómeno nuevo que colapsa las infraestructuras y que supone externalidades negativas, tanto en la esfera ambiental como en la social».

El análisis presentado ayer por la Asociación Ocio de Ibiza destaca también que a este «mosaico empresarial» habría que añadir «a los creadores musicales que hacen de dj»: «El 90% de los mejores dj mundiales están en Ibiza durante la temporada, y debe tenerse en cuenta que algunas figuras (David Guetta, Erick Morillo) son auténticas empresas (y su rastro no siempre aparece en los registros mercantiles)».