«Abandonados», así denuncia una madre que están los enfermos mentales que, a consecuencia de su dolencia, desarrollan alguna adicción. «Llevamos años pidiendo recursos, pero siguen sin llegar», insiste Antònia Colomar, madre de un chico en esta situación, miembro de la Asociación Pitiusa de Familiares de Enfermos Mentales (Apfem) y portavoz de las familias que tienen a alguien en esta situación.

«Es lo que conoce como patología dual, que es cuando un enfermo mental se engancha a estupefacientes, a prostitución o a las máquinas tragaperras como una vía de escape a su enfermedad o a la medicación», detalla Colomar, que recuerda que el pasado mes de noviembre ya tuvo una reunión con el director del Ib-Salut, Juli Fuster, y el coordinador autonómico de Salud Mental, Oriol Lafau, para hablar sobre este tema. «Hemos insistido durante años. A aquella reunión tenía que venir también la consellera insular de Bienestar Social, Lydia Jurado, pero me dejó sola», añade. En aquel encuentro le dijeron que tenían previsto crear una unidad psiquiátrica para patología dual en Palma y un centro de día en Can Misses. Colomar detalla que la idea era derivar a Palma, durante un tiempo a los enfermos cuya patología fuera más grave para asignarles, después, una de las ocho plazas que tendría el centro de día.

«El 23 de enero la consellera anunció que en abril ya estaría, pero la unidad de Palma parece haberse esfumado de los planes de la conselleria y para el centro de día, que se ubicará en un espacio de Psiquiatría de Can Misses, no se ha movido ni una silla», indica esta madre, que denuncia que la conselleria balear de Salud no ha respondido a ninguno de los correos que ha enviado. La última de ellas, el pasado 15 de marzo. «Necesitamos con urgencia un centro terapéutico específico, una unidad psiquiatrica, un sanatorio, o como lo quieran llamar, todos con ingresos para larga duración y terapias diarias. Los casos de pacientes empeoran y van en aumento», escribe en ella antes de señalar que los recursos de media estancia, debido «a la alta adicción de algunos pacientes» y «al tiempo que llevan en espera» algunos de los pacientes, «de nada van a servir». «Estos pacientes necesitan ingresar en una comunidad terapeútica forzosa adecuada, de larga estancia y para las 24 horas del día», indica la madre, que explica que muchos de estos enfermos tienen órdenes de alejamiento de sus familias, a las que, en ocasiones, han agredido. «Todos los recursos que tenemos hasta la fecha de nada sirven, porque necesitan un tratamiento más profundo, específico y prolongado», continúa la carta, en la que advierte de que las familias lucharán «para tener en Ibiza, o por lo menos en Mallorca, un centro de tratamiento idóneo para la patología dual, todo a cargo del Ib-Salut». «No vamos a dejar por más tiempo que esto quede en manos de asociaciones o corporaciones sin ánimo de lucro, que no tienen la experiencia sanitaria necesaria», señala antes de concluir: «Cuanto más tardamos, más irrecuperables se vuelven los pacientes».

«En ocasiones, en los juicios, como no hay recursos adecuados, los envían al centro penitenciario, pero ése no es su lugar», insiste esta madre, que detalla que, en estos momentos, hay diez enfermos mentales con patología dual en Apfem. «Esos son los que sabemos, pero imagina todos los que no han pasado por la asociación y que puede haber», indica esta madre que confiesa que, como todas las que están en su situación, se siente «desesperada». Otras veces, continúa, ingresan a estos enfermos en Psiquiatría, donde, relata, acaban pidiendo el alta voluntaria: «Ahí topamos con la Ley Antitabaco. En el hospital no pueden fumar, de manera que se ponen más nerviosos y acaban pidiendo irse». Algunos lo han intentado acudiendo a Proyecto Hombre, «pero su programa no es para estas personas». De hecho, Colomar insiste en que se debe «diferenciar entre enfermos mentales que consumen y drogadictos que, por su consumo, han desarrollado una enfermedad mental». «No son iguales y se les tiene que dar un trato y un tratamiento diferente, dada la gran dificultad que tienen los pacientes con enfermedad mental para deshabituarse de sus adicciones», indica.

Explica que durante todos estos años que han estado reclamando estos recursos han presentado al Ib-Salut (que ayer no hizo comentario alguno sobre este tema a pesar de las peticiones de este diario) los proyectos que ya han puesto en marcha otras comunidades, como Madrid o el País Vasco, pero que, de momento, «y a pesar de las promesas», siguen sin tener una respuesta real. Temen, además, que acabe la legislatura sin que se haya puesto en marcha ninguno de los recursos.