Fáciles de identificar por su suave color lila, un tono poco habitual en las zonas de arena en las que podemos encontrarlas, las flores tetrámeras en racimo de la oruga de mar son pequeñas, de un centímetro cada pétalo. Y ahora, al llegar la primavera, pueden verse elevándose desde los gruesos y carnosos tallos de la planta, que puede alcanzar medio metro de altura y que forma arbustos que, por su carnosidad y por los distintos tonos verdes que se suceden en los brotes, recuerda algo a las salicornias, tan abundantes en ses Salines y ses Feixes.

Con las salicornias comparte hábitat y, como ellas, está adaptada para superar intensos periodos de sequía, fuertes vientos y el salitre del mar. La oruga de mar ( ruca de mar o ravenissa de mar en catalán y Cakile maritima en su nombre científico) forma parte de un tipo de vegetación, de un conjunto de plantas, que puede encontrarse en uno los ambientes más extremos de Ibiza y Formentera, así como del resto de las islas grandes del archipiélago, incluyendo Cabrera. Es la vegetación de arena, viento y sal, la que se ha vuelto resistente para contribuir a retener las dunas.

La oruga de mar, también llamada rucamar, crece incluso en terrenos degradados y puede resistir una transitoria inundación si una subida del nivel del mar la alcanza. La relación de esta planta con el agua salada aún va más allá, ya que Cakile maritima, que tiene un fruto en forma de hierro de alabarda, usa las aguas del mar para propagarse, aprovechando que sus semillas flotan (hidrocoria es el nombre preciso de este tipo de diseminacion). De hecho, tal particularidad le ha permitido colonizar costas de muchos lugares del mundo, y si en las Pitiusas es una planta que forma parte sustancial de un hábitat protegido, en áreas del litoral de América del Norte es considerada una especie invasora.

Se encuentra en casi toda la costa pitiusa, pero puede destacarse su presencia en la zona de es Codolar, entre los cantos rodados, las hojas secas de posidonia, la arena y también los escombros que los temporales del invierno han ido acumulando en las orillas. Puede observarse en costas del Atlántico incluyendo Canarias (fue localizada en la isla de Gran Canaria, por primera vez, en 2003) y su distribución llega hasta Finlandia, pero es propia del ámbito mediterráneo. En verano, a pleno sol, es fácil observar mariposas de la especie Gonepteryx cleopatra (la más amarilla de las mariposas de las islas) buscando las flores más apetecibles de la oruga de mar. Este lepidóptero, como muchos otros, tiene predilección por las flores con tonos lila.

Existen diversas subespecies de la planta, como scopoli, integrifolia o maritima (a menudo pueden diferenciarse por la observación de sus frutos), porque, a decir verdad, Cakile maritima es un taxón de gran diversidad morfológica.

Tiene pocos usos medicinales, pero parece ser que se utilizó como remedio contra el escorbuto. Y en 'Plantas medicinales. El Dioscórides renovado', de Pío Font Quer, puede leerse, de manera algo sorprendente, que tiene un sabor «picante y aromático muy pronunciado, que recuerda a la vez el del cloroformo y el de la mostaza». Y aunque tal referencia a un anestésico usado asimismo como disolvente pueda parecer poco recomendable para loar las virtudes alimenticias de una planta, más adelante se añade: «A quienes gustan los berros y la mostaza, no les desagradarán unos brotecitos tiernos de la oruga marítima añadidos a la ensalada. Abre el apetito y es un buen excitante».