Si se observa en la imagen de satélite de Google Maps el camino que parte del final de la calle Torrente, en Puig d'en Valls, y que accede a los agroturismos Xereca, Ca n'Arabí y ca'n Jaume, se observa cómo desaparece poco después de la última finca y queda cubierto por un manto verde a lo largo de seiscientos metros, poco antes de llegar al Camí des Pedrisset. (Ver galería de imágenes)

«Había tramos de doscientos metros completamente cubiertos de zarzas, era impracticable», recuerda Pere Guasch, el tesorero de la Plataforma por la catalogación de los caminos públicos de Ibiza. A instancias de esta entidad, el Ayuntamiento de Santa Eulària ya ha retirado en los últimos días con maquinaria la vegetación más densa. Ahora, una cincuentena de voluntarios convocados por la Plataforma completan el trabajo a mano, con guantes y tijeras de poda, desde los restos de ramas hasta las hierbas incrustadas en las paredes.

«Nuestro objetivo no es limpiar caminos, eso corresponde a los ayuntamientos, sino que éste es un acto reivindicativo para que las administraciones actuen y cataloguen los caminos para que queden protegidos y se mantengan», añade la presidenta, Antònia Maria Cirer.

Cirer explica que este tramo pertenece al camino que unía el puerto con Can Clavos y que es uno de los que aparecen en las crónicas del archiduque Luis Salvador de Austria. «Una vía histórica, que es de titularidad pública y que incluso los vecinos ya no sabían que existía», apunta.

Camino de carro

Una de las voluntarias, Charo Recio, se ha sorprendido al encontrar este camino de carro, «y eso que yo iba al colegio de Puig d'en Valls andando desde Jesús, aquí al lado». «Estoy emocionada de verlo», destaca mientras retira las ramas que han quedado sobre una de las paredes de piedra. «Yo lo había visto mientras paseaba, porque vivo a dos kilómetros de aquí, pero no se podía pasar por la vegetación y pensaba que era un torrente», explica Antonio Pousa, otro voluntario que retira los restos de maleza.

Antes de emprender esta campaña de recuperación, Pere Guasch habló con uno de los vecinos de las fincas colindantes, que recordó que había circulado por él con un 600 en 1973. Después ya quedó impracticable.

Fincas ricas

Guasch sospecha que se debió al abandono de can Mosques, la casa a la que se accedía por este tramo y cuyo propietario murió sin descendencia. El resto de fincas de la zona, can Brodis, ca n'Obrador, ses Cases Noves o can Cambralí cuentan con accesos desde otras vías.

Muchas de ellas eran grandes explotaciones agrícolas de familias de Dalt Vila, trabajadas por los aparceros provenientes de los pueblos y que acabaron formando el núcleo de Puig d'en Valls a partir de los años 30 del siglo pasado. «Eran fincas muy fértiles, de gran producción y estos caminos se usaban para llevar las cosechas a Vila», apunta Cirer. De hecho, como en este tramo, de cuatro metros de anchura, sólo cabe un carro, el camino con el que después se cruza se conoco con el nombre de Pedrisset. «Allí hay un pedrís, que es un banco de piedra donde la gente esperaba el turno para que pasaran los carros, ya que había que aguardar a que el otro pasara», detalla.

El camino está flanqueado por muros de piedra de entre uno y dos metros de altura y se encuentra por debajo del nivel de las parcelas que atraviesa, por lo que también se convierte en torrente, «como muchos caminos del pla de Vila», donde puede haber «unos doscientos en el mismo estado», apunta un miembro de la Plataforma.

En algunos tramos, la pared se ha desprendido, por lo que la jornada de limpieza del camino también se acompaña de un taller de recuperación de los muros que imparte Juanjo Torres, de Amics de la Terra. «En esta parte la pared tenía argamasa, pero ahora la reparamos con piedra seca», detalla mientras los voluntarios van cavando por debajo del nivel del suelo para sentar las piedras grandes que sirven de cimiento.

Poco después del grupo que restaura la pared, antes del Camí des Pedrisset se llega a un tramo por el que todavía no ha pasado la maquinaria y la vegetación, que supera los dos metros de altura, todavía lo deja impracticable.