Los registros de incrementos de las temperaturas de los últimos años no dejan lugar a dudas sobre la actual crisis climática. Las Pitiüses no son ajenas al cambio climático y están sufriendo una intensificación de las sequías, inundaciones y otros riesgos naturales. El elevado desarrollo económico de Eivissa y Formentera redunda en una fuerte recaudación para las arcas públicas a través de los impuestos. Sin embargo, todavía la inversión pública es insuficiente para resolver los retos pendientes para garantizar la sostenibilidad de nuestras islas. Por ello, es tiempo para poner en marcha todas las actuaciones necesarias en abastecimiento, saneamiento y reutilización antes que los efectos del cambio climático comprometan nuestro desarrollo económico y patrimonio natural.

El cambio climático ha llegado para quedarse

Estas últimas semanas el cambio climático es de nuevo titular por el movimiento estudiantil en Europa denominado Fridays for future (en España, Juventud por el clima) iniciado por la estudiante sueca Greta Thunberg. Esta joven activista tuvo la oportunidad de dar un discurso en la pasada Cumbre del Clima de 2018 para reclamar medidas urgentes para reducir los impactos del calentamiento global. Denunciaba que no podemos «solucionar una crisis sin tratarla como una crisis» y esta afirmación también puede servir para nuestras islas, porque al hablar del cambio climático ya no hay falsas alarmas. Los últimos cuatro años han sido los más calurosos del planeta Tierra desde que se tienen registros. En España, el mes de septiembre de 2018 ha sido el más cálido de la historia desde que hay registros. En Balears, la temperatura se ha incrementado 1,2 ºC en los últimos 40 años.

El cambio climático es uno de los principales retos a los que se enfrentan las sociedades de todo el mundo dados los impactos negativos, principalmente en el medio ambiente, la economía y la salud. Las Pitiüses son especialmente vulnerables al cambio climático por su insularidad. Así, se prevé un incremento de entre 2 y 5 grados para los próximos años según la Agencia Española de Meteorología. El reciente estudio de vulnerabilidad a los efectos del cambio climático encargado por el Govern balear concluía que los principales factores climáticos que afectarán a las islas son el incremento de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones y el aumento de acontecimientos extremos, como olas de calor o lluvias intensas.

La sostenibilidad pitiusa puede tambalearse frente al cambio climático

Esta intensificación de fenómenos meteorológicos ha provocado ya periodos prolongados de sequía como el sufrido en las Pitiüses en el periodo 2014-2017. Eivissa y Formentera son especialmente vulnerables a la sequía porque nuestros acuíferos están mayoritariamente agotados o salinizados y, por tanto, ya no funcionan como reservas hídricas frente a periodos de escasez de lluvias. Esta situación se agrava en viviendas en suelo rústico y núcleos urbanos no conectados al abastecimiento de agua desalada, dado que su única fuente son las aguas subterráneas. Un ejemplo son los núcleos turísticos de Cala Molí, Cala Vedella y Cala Carbó que el pasado verano sufrieron periodos de suministro de agua salinizada no apta para consumo humano.

Los incendios forestales son un riesgo natural que también se está incrementando por el cambio climático debido a la combinación de aumento de temperaturas y el estrés hídrico debido a la sobreexplotación de los acuíferos. Los bosques se van secando y aumenta su capacidad de combustión incrementando la frecuencia de incendios. Así, en el periodo de sequía 2014-2016 hubo un incremento progresivo de conatos de incendios en Eivissa de acuerdo al estudio de capacidad de carga socioambiental de la isla hecho por la Fundación para la Conservación de Ibiza y Formentera.

Las inundaciones son otro riesgo natural agravado por el cambio climático en Balears y en las Pitiüses. Las trágicas inundaciones acaecidas en el Levante de Mallorca el pasado año muestran como estos fenómenos naturales no pueden evitarse, pero como sociedad nos obliga a organizarnos para minimizar su impacto. En la ciudad de Eivissa, las precipitaciones del otoño del pasado año provocaron calles inundadas de aguas fecales debido a una red de alcantarillado deficiente y obsoleta. Estas situaciones se agravarán en el futuro con el consiguiente perjuicio para los ciudadanos y la imagen turística de la isla.

Los efectos del cambio climático también generarán impactos sobre las actividades económicas. Las Pitiüses corren el peligro de sufrir una pérdida de atractivo turístico por las condiciones climáticas adversas como los mencionados ejemplos de desbordamiento de aguas fecales o la pérdida de la calidad de agua para abastecimiento humano. También la agricultura local se está viendo afectada debido a la combinación del aumento de las demandas hídricas por el aumento de temperaturas y de la pérdida de disponibilidad de agua por la sobreexplotación de los acuíferos. Durante el último periodo de sequía, el Govern balear decretó una reducción del 10% del consumo de agua para la agricultura con el consecuente perjuicio para esta actividad económica.

Tenemos el conocimiento y la tecnología para reducir los efectos del cambio climático

Afortunadamente, tenemos el conocimiento y la tecnología para reducir los efectos del cambio climático. La progresiva conexión de todos los núcleos urbanos de las Pitiüses a las desaladoras está garantizando un suministro de agua que no está sometido a los vaivenes climáticos. El agua regenerada de las depuradoras también es un recurso hídrico seguro para usos agrícolas, riego de parques y jardines así como baldeo de calles. Sin embargo, para ello es necesario todavía mejorar el sistema de saneamiento de Eivissa para emplear un agua depurada de calidad. En Formentera ya se está reutilizando para usos agrícolas. Un mayor control de las extracciones de aguas subterráneas también redundará en la recuperación de los acuíferos reduciendo el estrés hídrico de las explotaciones agrícolas y bosques pitiusos.