Era el tiempo de salvar las grandes zonas húmedas: el caso de las salinas

El pasado 2 de febrero fue el Día Mundial de los Humedales y con este motivo es una buena fecha para recapitular el estado de los humedales en las Pitiusas. En los años 70 y 80, las grandes zonas húmedas -albuferas y salinas-, llenas de bandadas de aves y extensas áreas de vegetación natural eran, lógicamente, la prioridad de protección en toda España en esa época de urbanizaciones y ausencia de leyes conservacionistas.

En el caso de Pitiusas, a principio de los años 70 se aprobaron diversas normas urbanísticas que permitían la construcción de gran parte de las salinas de Ibiza y Formentera. Los primeros proyectos urbanísticos fueron avanzando, incluso con propuestas para la privatización de las playas. En 1975, se genera el primer movimiento ecologista de protección de la naturaleza en las islas Pitiusas: la Comisión de Defensa de las Salines, impulsada por el Institut d'Estudis Eivissencs. En 1977 una marcha aglutinó a casi 2.000 personas y se recogieron 1.700 firmas a favor de la protección de las salinas,cifras sorprendente en una sociedad aún marcada por el franquismo. Finalmente, se desestimaron estos planes urbanísticos, pendientes de una nueva planificación. Años más tarde, el GEN, surgido en 1982, lideró la lucha por la declaración de este emblemático humedal como zona protegida. 'SalvemSes Salines' fue una larga campaña que culminó con su protección como Reserva Natural en 1995 y finalmente, en 2001, como Parque Natural.

¿Llega el momento de las pequeñas zonas húmedas?

¿Llega el momento de las pequeñas zonas húmedas?

Las principales zonas húmedas de Baleares fueron inventariadas por primera vez en 1991 por el gobierno balear, aunque no ha sido hasta 2017 cuando WWF España ha realizado una catalogación completa de todas las zonas húmedas y estanques de más de 0,10 has, tanto naturales como artificiales. Se ha hecho en el marco del proyecto MedIsWet impulsado por WWF Grecia. Realizando este trabajo pudimos comprobar cómo muchos pequeños humedales, sobre todo en las desembocaduras de torrentes, han desaparecido bajo el cemento.

Este detallado inventario ha localizado 350 humedales en Baleares, número que sorprende porque hasta ahora sólo nos habíamos fijado principalmente en las grandes zonas húmedas. El inventario se puede consultar online a través del enlace www.wwf.es/humedalesdebaleares. La mayoría son artificiales (83%) -estanques de campos de golf, safareigs, estanques de tratamiento de agua, canteras o extracciones de arcilla- que son un importante atractivo para la fauna, especialmente si sus orillas se han naturalizado y aparece vegetación acuática, y porque se ubican mayoritariamente en el interior, donde escasean las alternativas naturales. En Pitiusas se han incluido 16 sistemas artificiales como las balsas de riego de sa Rota y de Formentera, los estanques del campo de golf de Ibiza o la cantera de Can Planes.

El resto (17%) son humedales naturales, la mayoría se concentra en la costa y corresponden a pequeños estanques de desembocaduras de torrentes que son pequeños puertos de paso seguro para muchas aves migratorias, y áreas de reproducción de anfibios e insectos, como las libélulas. Entre estos humedales naturales destaca la desembocadura del considerado como único río de las Balears, el de Santa Eulària, actualmente muy degradado, antes, aunque no muy caudaloso, era permanente; y ses Feixes de Talamanca, también muy degradadas, donde actualmente se concentran los esfuerzos de las autoridades ambientales y de la sociedad civil para su restauración y protección.

Un rosario de pequeñas joyas llenas de vida

Un rosario de pequeñas joyas llenas de vida

Este inventario ha incluido, por primera vez, pequeñas zonas húmedas que hasta ahora habían pasado desapercibidas pero que no dejan de tener importancia en el entorno mediterráneo en el que están las Balears. 236 de los sitios tienen menos de 2 has, lo que significa que un 66% de las zonas incluidas en el inventario son pequeños humedales. Se cuenta con poca información sobre ellos, la mayoría no están protegidos y sondestruidos con facilidad sin que las autoridades competentes puedan reaccionar.

En Ibiza, por desgracia, son muchas las pequeñas balsas de desembocadura que han sido destruidas por la urbanización o se están utilizando como aparcamientos para acudir a la playa como s'Estanyol, Cala Vedella, Cala Llonga, Cala Tarida, Portinatx, Benirràs, Torrent de sa Cova o Port des Torrent.

Aún así, algunas sobreviven al turismo, como la balsa del Torrent des Jondal o la sorprendente Bassa des Regueró, que surge exuberante en una de las playas más turísticas de la bahía de Sant Antoni de Portmany; o la recóndita desembocadura del Torrent de ses Caletes, que presenta un interesante juncal. Hay un gran potencial en estas desembocaduras destruidas, y se podrían restaurar, tal como se están planteando los propietarios del terreno donde se ubica el aparcamiento de la playa de Cala d'Hort, cuyo principal objetivo es evitar el riesgo de incendio del bosque donde se ubica, pero lógicamente eso también ayudaría a la restauración del tramo final del torrente.

La clave para la conservación de los humedales está en seguir aplicando este enfoque integrado. Se debe profundizar en el estudio de los humedales, sobre todo en Ibiza y Formentera, realizando inventarios de la biodiversidad y seguimientos regulares de su estado. Es necesario, igualmente, establecer nuevas medidas de protección, manejo y vigilancia, especialmente para los pequeños espacios, de forma coordinada por parte de todas las autoridades implicadas (ayuntamientos, Consells, Govern y la Dirección General de Costas). No hay que restar valor a la implicación de particulares, ya sean propietarios de terrenos rústicos con humedales o empresas que operan campos de golf, canteras, depuradoras€ Por último, es imprescindible seguir trabajando en mostrar a la población local y a los visitantes el valor de los humedales no sólo para la biodiversidad, sino para la calidad de vida en las islas.

WWF continuará trabajando para identificar las mejores medidas para proteger y desarrollar actividades de restauración. También para crear conciencia sobre el valor y la belleza de los humedales baleares y, de manera coordinada con las autoridades y otras organizaciones, como la Alianza por el Agua de Ibiza y Formentera, crear una red coherente de humedales en todas las islas mediterráneas. Si, ha llegado la hora de los pequeños humedales€ y de restaurar los que nos hemos dejado por el camino.