Objetivo, que no se siga desperdiciando el agua como hasta ahora, que ni una gota, ni siquiera la depurada, acabe en el mar. Al mar, ni agua. No sobra en Ibiza, de manera que, como si fuera Arrakis, el planeta de 'Dune', hay que espabilar para conseguirla y aprovecharla al máximo. Los tres participantes en la charla 'Pasado, presente y futuro de los usos del agua en Ibiza', celebrada ayer en la sede de la UIB y organizada por la Universitat Oberta de Majors, coinciden en ese objetivo: «No podemos seguir tirándola al mar; se debe reutilizar toda la que se depure», según Ángel Luis Guerrero, edil responsable del líquido elemento en Sant Josep y uno de los tertulianos del debate vespertino.

Coincide con él Jordi Serra, miembro de SOS H2O, agricultor, ingeniero agrónomo y profesor del CIFP Can Marines: «Es necesario crear un sistema que contemple todo el ciclo del agua», avisa. Si no se ha hecho hasta ahora es porque «se han primado los intereses de grandes empresas de la Península», a las que resultaba más rentable poner parches. «Se han dedicado a apagar fuegos», comenta al respecto Juan Calvo, coordinador de la Alianza por el Agua: «No ha habido una planificación. El crecimiento ha sido tan rápido que las administraciones públicas no han podido prever las necesidades y planificarlas. Suerte que se vieron las orejas al lobo, que se produciría un déficit de agua, lo que permitió construir las desaladoras. Si no, ahora mismo estaríamos en una situación de emergencia total».

El agua barata sale cara

Jordi Serra critica que los ayuntamientos «prefieran extraer agua de los pozos porque es más barata». Les «da miedo» encarecer la factura. Y como así es más barato el proceso, «parece que resulta más ventajoso, pero tiene un mayor coste medioambiental. A la larga, si cuentas el coste ambiental, repercute negativamente y sale más caro». Por mil litros (un metro cúbico), la diferencia en la factura entre el agua potable y la de pozo «sería de céntimos», calcula.

Hasta la última gota podría ser utilizada: «Para riego de jardines, para riego agrario de determinadas especies, o para usos como el baldeo de las calles o industriales, por ejemplo para refrigerar los motores de la central térmica», indica Serra. «Hay que apostar -afirma Calvo- por la reutilización. El agua desalada es muy cara para que, una vez utilizada, sea vertida al mar». Además, la mejor manera de no contaminar «es reutilizarla, para lo cual hay que depurarla bien y aprovecharla para usos agrícolas y urbanos, como la limpieza viaria y el riego de parques y jardines. Incluso para usos ambientales como la recuperación de ses Feixes o los estanques de sa Sal Rossa», propone Calvo.

Pero la reutilización tropieza, en estos momentos, con un serio contratiempo, según Guerrero: «Será posible en un futuro a muy corto plazo. Ahora no. Mientras llegue a las depuradoras agua salada, no podrá ser reutilizada, pues rompe el ciclo biológico de esas instalaciones. El agua que llegue debe ser totalmente dulce».

«Prioritario, pero complejo»

Además, el edil de Sant Josep advierte de que, para ese propósito, serán necesarias «una serie de infraestructuras que en la actualidad no existen, como balsas de riego para tratar el agua». Desde ellas se deberá «transportar el agua mediante tuberías hasta donde se quiera regar. Debe ser prioritario para la Administración, aunque es complejo», admite.

Calvo insiste en que «Ibiza tiene un déficit de infraestructuras», lo cual provoca problemas de abastecimiento y saneamiento en plena temporada: «Se ha hecho un esfuerzo grande, y Sant Josep es un buen ejemplo de ello, en cuanto a la reducción de pérdidas en la red y mejora del abastecimiento. Pero hay aún una serie de incidencias que hay que resolver». A su juicio, se trata de «un asunto que se debe solucionar a medio y largo plazo y que, por tanto, requiere un acuerdo entre todos los partidos políticos, pues se necesitan varias legislaturas» para completar todas las infraestructuras necesarias.

La Alianza, afirma Calvo, «promueve que Ibiza esté a la altura del siglo XXI en cuanto a la gestión del agua», para lo cual es preciso «que el anillo de interconexión esté finalizado y que las tres desaladoras proporcionen agua a todos los municipios, incluido Sant Josep, de manera que esta localidad no dependa, como ha sucedido el pasado verano, de agua proporcionada por la desaladora del Grupo Matutes».