El Sol ya se ha ocultado al noroste de es Vedrà, a la derecha visto desde tierra firme, pero aún puede observarse su rastro, la intensa mancha de color naranja que deja en el horizonte mientras se despide. Atrás están las costas de Jávea y Denia, que todavía no han encendido sus luces. Al tiempo que oscurece, empiezan a verse las estrellas, como si aparecieran de repente en la bóveda celeste, primero de una en una y luego, de pronto, mil. En cuestión de una hora, la noche se ha enseñoreado de la isla.

Y es el momento que escoges para hacer fotos, cuando aún queda una sombra amarilla en el horizonte que, al enfocar, sitúas en el lado derecho de la imagen. También hay algo más en la escena, un rayo cósmico que técnicamente no lo es, que al principio no encuentras, no lo detectas, hasta que aparece en la imagen que capta tu cámara con quince segundos de exposición. Sorpresa. Es la luz zodiacal.

Apagas la linterna frontal y todas las pequeñas luces que pueda tener la cámara para acostumbrar tus ojos a una mayor oscuridad y poder verla a simple vista. Y ahí está. Como un resplandor, un alargado triángulo de luz que parece lanzar el Sol al espacio o que, según como se mire y según las referencias culturales de cada cual, también se asemeja a esas franjas de luz que la Ciencia Ficción nos enseña que usan los extraterrestres para descender de sus naves espaciales.

Esto viene a ser parte del making of de una fotografía que muestra un fenómeno astronómico que, a pesar de que aún puede verse en las islas de Ibiza y Formentera, está amenazado por el aumento de la contaminación lumínica. Se trata de un tipo de contaminación de la que muchos no son conscientes pero que, además de resultar una molestia para poder ver las estrellas, altera el ciclo vital de muchos animales, incluido el ser humano, desorienta a las crías de aves marinas y perturba los hábitos de animales nocturnos primordiales para los ecosistemas como los murciélagos.

Luz del sol proyectada sobre polvo estelar

El rayo de luz que parece emerger del mar se produce cuando el Sol, o lo que resta de él cuando lo dejamos atrás en nuestro periplo terrestre, se proyecta sobre las partículas de polvo estelar en suspensión que se encuentran entre los planetas y que son vestigio de los primeros momentos de la formación del Sistema Solar. Es decir, ese resplandor ilumina polvo de hace unos 4.500 millones de años. Y se extiende a lo largo del plano de la eclíptica, donde se encuentran las constelaciones del Zodíaco (eso explica su nombre). En realidad, y para precisar, las partículas de polvo antiguo están dispersas por todo el Sistema Solar, pero sólo se ilumina sobre la línea curva por donde avanza el Sol en su movimiento aparente visto desde la Tierra.

Además, desde la Agrupació Astronòmica d'Ibiza (AAE) destacan que este fenómeno sólo puede observarse en lugares sin contaminación lumínica. A este respecto, cabe recordar que la AAE mantiene desde hace años una campaña para reducir el exceso de iluminación en las islas y que ha presentado a las instituciones (ayuntamientos de Ibiza y Consell), una propuesta de normativa inspirada en los reglamentos y ordenanzas que ya se aplican en numerosos puntos de España y que implica desarrollar una ley balear que, en realidad, existe desde el año 2005 (Ley 3/2005 de protecció del medi nocturn de les Illes Balears).