El equipo que manda el cabo mayor Antonio Buendía (Jaén, 1961) ha tenido un año muy ajetreado. «Todos los veranos son muy movidos en la isla, pero es que esta vez el otoño también ha sido tremendo», explica el jefe del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Ibiza, que es el agente de este cuerpo que más tiempo lleva en activo en la isla, exactamente desde 1986. El equipo lo forman siete submarinistas, incluyendo al jefe. En realidad, la plantilla es de ocho personas, pero como ocurre en tantas otras áreas en las Pitiüses, no es fácil completar el cupo. Ibiza no lo pone fácil. Cada uno de los siete tiene su especialidad, pero todos están capacitados para sustituir a sus compañeros. Todos ellos, en palabras de su jefe, son auténticos atletas, y pueden realizar cualquiera de las tareas a las que se enfrentan en el día a día.

El encargado de registrar los trabajos en imágenes es Ricardo Rueda (Basilea, Suiza, 1980), autor de las imágenes de esta información. El resto del equipo lo forman David Aragón (Cádiz, 1980), Yeray Marcos (Tenerife, 1978), José María Suárez (asturiano criado en Formentera, 1973), José Rafael García (Sevilla, 1976) y Daniel González (Estella, 1977). Este último, sin duda, es el más atleta de los siete. En julio de 2017 acabó tercero de su grupo en el Ironman de Bolton. González es un habitual de las páginas de Deportes del diario.

Los geas de Ibiza han tenido un año 2018 especialmente agitado. Su principal misión es el salvamento y rescate de personas y el pasado fue un año en el que hubo muchos ahogamientos. Al menos trece personas fallecieron de esta forma en la isla, la gran mayoría en el mar y en los meses de temporada. El año anterior, en comparación, sólo hubo tres.

Los buzos de la Guardia Civil también han tenido que realizar muchos salvamentos de excursionistas accidentados que hubo que rescatar por mar debido a que resultaba más conveniente hacerlo por esa vía, ya fuera por las heridas que tenían o por lo accidentado del terreno.

Suicidios

También han tenido que acudir a recuperar varios cuerpos de personas que decidieron suicidarse arrojándose por acantilados. Más que en años anteriores, pues este tipo de muerte cada vez es más habitual, al menos en Ibiza. Han tenido que acudir a recuperar cuerpos a varios acantilados, principalmente frente a es Vedrà, en la zona de Roca Llisa y en Portinatx.

Algunos de los rescates fueron de turistas que cometieron imprudencias en el mar, muchos de ellos británicos, en la zona de la bahía de Portmany. Algunos se lanzaron desde barcos donde celebraban fiestas, otros desde la costa. Algunos sobrevivieron, otros no tuvieron tanta suerte.

Acabado el verano, cuatro de los geas de Ibiza trabajaron dos semanas en la zona del torrente de Sant Llorenç des Cardassar, en Mallorca, donde murieron trece personas a consecuencia de la potente tromba de agua que descargó en este lugar a finales de septiembre. También trabajaron en la zona de Pollença y de Alcúdia, donde los servicios de emergencias tuvieron que rescatar a unos 60 vecinos y turistas que quedaron atrapados por el agua en sus vehículos o en los tejados de sus viviendas. En esta catástrofe murió el pequeño Arthur Robinson Lliteras, de cinco años, cuyo cuerpo sin vida fue hallado seis días después del desbordamiento del torrente. Los buzos ibicencos centraron la búsqueda en esa zona. «Era como dar palos de ciego», recuerda Rueda. Finalmente, apareció en una finca particular. Lo encontraron gracias a un perro especializado en la búsqueda de personas.

En los dos últimos meses los submarinistas del GEAS han trabajado en la búsqueda de Nuria Ester Escalante, que desapareció en la isla, al parecer en la zona de Sant Antoni. Cuatro personas fueron detenidas y se encuentran en prisión preventiva por presunto homicidio doloso. Los buzos han rastreado minuciosamente torrentes y pozos, por el momento sin resultados.

Su experiencia también fue necesaria los días 5 y 6 del mes pasado, cuando cinco pequeñas paterasllegaron a la costa de Ibiza desde Argelia. Unos 60 argelinos llegaron a la isla. Al menos 50 fueron interceptados por los agentes. Avisados por el personal del proyecto Indalo, que el mes de diciembre estaba bajo mando italiano, los agentes se encargaron de detectar las embarcaciones a su llegada a tierra -tres llegaron a la zona de ses Salines y dos a es Sòl d'en Serrà-, lo cual evidenció que el destino elegido era Ibiza.

Patrimonio histórico y natural

Además del salvamento, rescate y búsqueda de personas, el GEAS tiene otras prioridades, explica Buendía, como la protección de personalidades, del patrimonio histórico y cultural (arqueología submarina) y asuntos administrativos y policiales. Ellos, por ejemplo, fueron los encargados de realizar la investigación de la muerte de la mejor y más afamada apneísta del mundo, la rusa Natalia Molchánova, que desapareció en aguas de es Freus en 2015 cuando trabajaba como instructora de buceo de Pavel Tyos, un millonario también ruso con casa en la isla.«Nosotros nos encargamos del control de todos los centros de buceo de al isla, y vigilamos que se cumplan las normativas y que los equipos y medidas de seguridad sean los adecuados», señala el jefe de los buzos.

Otra de las funciones del GEAS es proteger los pecios históricos. «La gente se tiene que concienciar de la importancia del patrimonio histórico sumergido», señala. «Hay que evitar los expolios, la gente tiene que entender que la historia es patrimonio de todos», remarca Buendía.

Junto con el Servicio Marítimo, de la Guardia Civil, los agentes del GEAS también se ocupan de proteger el patrimonio natural, como las praderas de posidonia, que cada verano sufren el efecto de las anclas.