Antonio Fioravanti, de 76 años, asegura que ha sido de todo en la vida. Ahí va la lista: «Marinero, mecánico naval, administrador de sociedades, promotor, constructor, pintor artístico, corrector de problemas de Física de la academia Peñalver, en Madrid?». Y ahora, inventor. Junto al cacereño Jaime Casanova, ingeniero Informático, ha obtenido el primer premio, dotado con 15.000 euros, del Programa de Ideas Emprendedoras en el Mundo Rural por el proyecto H2VIVO, que, según el comunicado oficial, «busca cubrir la necesidad actual en el régimen de autoconsumo energético para aquellas personas que deseen ser 100% autosuficientes o no dispongan de las instalaciones necesarias para tener energía en sus hogares».

La idea del invento surgió, como casi todas, de la necesidad: «Tengo una finca en la zona de la Vera (Cáceres, Extremadura), donde paso parte del año. Carecía allí de energía, por lo que instalé placas solares. Entonces empecé a darme cuenta de sus posibilidades. Me junté con un amigo, Jaime Casanova, que es ingeniero Informático y natural de Madrigal de la Vera, y empezamos a experimentar con las placas solares y el hidrógeno».

Se fijaron como objetivo «poder abastecer casas aisladas, fincas, invernaderos?». Porque las placas solares, por sí solas, no cubren todas las necesidades y plantean un problema que el invento de Fioravanti solventa: «En un día soleado, a las 11 horas de la mañana, las placas solares ya han cargado las baterías. Así, desde las 11 hasta las 19 horas, sus reguladores se bloquean, por lo que se desperdician muchas horas de sol. Todo ese tiempo se podría aprovechar para generar, mediante electrolisis, hidrógeno, un gas que se puede manejar bien. Una pila puede acumular el hidrógeno para, de noche, emplearlo para generar energía».

Hidrógeno a mitad de precio

Durante cinco años fueron «afinando» el proyecto: «A base de prueba y error, hemos llegado a conseguir una celda para fabricar hidrógeno que es muy competitiva». Sobre todo en comparación con otros modelos: «Por los costes, resulta muy económico. Lo hemos hecho con materiales corrientes: no hemos necesitado ni platino ni titanio, que es lo que se usa en las producciones industriales». Y lo es, especialmente, durante la producción de hidrógeno: «Nuestra celda separa los gases, como otras, pero de una manera muy eficiente. Nosotros producimos hidrógeno a dos euros el kilo, cuando hasta cuatro euros el kilo, que es el precio al que producen los demás, es competitivo».

Hay otras maneras parecidas de lograr hidrógeno, pero la suya «es original, patentable», indica Fioravanti: «El inconveniente de las baterías convencionales -afirma- es que son muy caras y a los 10 años pierden su eficacia. En cambio, nuestro invento es barato y evita tener baterías».

Tras cinco años de trabajo, acudieron al catedrático Fernando Gutiérrez Martín, doctor en Ciencias Químicas y profesor de Ingeniería Química en la Universidad Politécnica de Madrid, para que lo validara: «Tenemos -comenta Fioravanti- una instalación rudimentaria en Madrigal de la Vera, a nivel de laboratorio, que demuestra su eficacia».

Búsqueda de financiación

El catedrático que hizo las mediciones fue a verlo y se quedó asombrado de su eficiencia. 'Esto no puede ser', decía. Y eso que es la persona que más sabe de producción de hidrógeno de España». Fernando Gutiérrez ha elaborado «un informe muy favorable» que, según Antonio Fioravanti, «valida el invento técnicamente ante la industria».

Ahora buscan financiación para desarrollar «a pequeña escala industrial los prototipos», de manera que no los tengan que hacer «manualmente, como ahora». Han probado con Enagas: «Pero el proyecto es demasiado pequeño para ellos. Intentaremos en Iberdrola, pero es difícil».