Hace un año, los propietarios de viviendas turísticas vacacionales de las Pitiüses contemplaban la siguiente temporada con extremo optimismo: tenían reservadas para el verano prácticamente todas sus plazas. Y a muy buen precio. Pero nada más comenzar 2019, y a escasas dos semanas de que se celebre la Feria Turística de Madrid (Fitur), de la euforia de 2018 se ha pasado a los nervios. Las ventas no van como hace un año. De hecho, no van. Algunos propietarios no reciben peticiones y otros, como Roberto San Esteban, expresidente y actual vocal de la Asociación de Viviendas Turísticas Vacacionales de Ibiza y Formentera (AVAT), calculan que el descenso de reservas respecto al pasado año llega, en su caso, al 20%.

«El tema de las ventas está bastante flojo. Hay en torno al 15% o 20% menos de reservas que hace un año por estas fechas», detalla San Esteban. A juicio de este comercializador, que gestiona a través de su empresa los inmuebles de varios propietarios, «se están retrasando bastante las reservas, fundamentalmente por dos asuntos: el Brexit y los precios».

La inseguridad que provoca la salida del Reino Unido de la Unión Europea (aún se desconoce en qué términos lo hará, las consecuencias que tendrá en la cotización de la libra y cómo afectará a los vuelos y a la documentación requerida para entrar en la isla) está paralizando las ventas. Y eso afecta «especialmente», como señala San Esteban, al mercado británico. El otro problema, el de los precios, está restando clientes tanto de Gran Bretaña como «de los dos mercados punteros, el alemán y el holandés, que están fallando». Alemania, asegura, «lleva unos años que no termina de despegar». Pero «el británico es el que va bastante más flojo».

A juicio del expresidente de AVAT, «Ibiza se ha puesto muy cara». Sobre todo si se compara con la competencia, países que han regresado al mercado tras años apartados por motivos de seguridad (Turquía, Túnez, Egipto) o económicos: « Grecia y Croacia, por ejemplo, están infinitamente más baratos que las Pitiüses. Hay que tener en cuenta que en Ibiza somos entre un 20% y un 30% más caros que mercados internos, competidores nuestros como Mallorca o Marbella».

De Ibiza a Grecia

Y si con Marbella hay esa diferencia, si se comparan los precios ibicencos con los de Grecia, Bulgaria, Croacia o los países del norte de África, ese porcentaje se dispara: «Tengo clientes -cuenta Roberto San Esteban- que me han dicho que, sintiéndolo en el alma, este año se van a Grecia porque les resulta un 50% más barato pasar sus vacaciones allí».

Cuando San Esteban habla de precios elevados se refiere a todo: «En general, los precios son más altos en todo. Todo suma. Al de la vivienda turística hay que añadir los precios del vehículo de alquiler, del vuelo, de las comidas, de los restaurantes, de los chiringuitos en la playa, de las tumbonas, de las copas... Lo que hace tres o cuatro años suponía un gasto de 5.000 euros, por ejemplo, ahora asciende a unos 7.500 euros». Y si en Grecia lo mismo cuesta la mitad, es lógico que algunos clientes decidan cambiar de destino.

A juicio de San Esteban, «el problema fundamental que hay en la isla es que los propietarios de viviendas turísticas vacacionales no son conscientes de lo que tienen en la mano, no se dan cuenta de que esto es un negocio. Piensan que esto sólo supone un incremento extra de ingresos, fenomenal y fantástico. Pero es un negocio que hay que cuidar y en el que hay que invertir y en el que hay que subir y bajar precios. Es como si fuese un hotel, pero más pequeñito».

E igual que los hoteleros, deberían atender a lo que sucede allende las islas: «Hay que estar en el mercado y si hemos tenido en la isla unos años magníficos, de bonanza, ahora hay que ajustar los precios a la realidad. Pero de eso se darán cuenta los propietarios en el momento en que no vendan». Quizás demasiado tarde.

San Esteban se contenta con que, al menos, «se ha conseguido que no haya ninguna subida de precios en Ibiza , aunque no se ha conseguido que haya bajadas». El expresidente de AVAT considera que hay casas «que tienen una buena relación calidad-precio, mientras que otras viviendas se han subido a la parra y están hasta un 20% por encima de lo que deberían estar».