Importantes proyectos y obras de suma importancia para la isla de Ibiza, que en su momento fueron anunciadas a bombo y platillo por los gobernantes de turno y que, encima, se anunciaron como de «inminente» ejecución, permanecen perdidos en una especie de agujero negro político-administrativo.

La estación de autobús del edificio Cetis dio sus primeros pasos el 19 de abril de 2005, cuando se colocó la primera piedra del inmueble. Hoy, trece años después, sigue sin haber fecha para poner en marcha este servicio tan esperado, aunque, una vez más, se sigue anunciando como «inminente» y, ciertamente, es posible que esta vez ese anuncio tenga visos de credibilidad, al haberse agotado todos los imprevistos y complicaciones posibles.

Pero el caso más sangrante es, sin duda, el de la rehabilitación del Castillo de Ibiza, que fue entregado por el Ejército al Ayuntamiento de Ibiza en el año 1973, todavía bajo el régimen de Franco, para que la Corporación se hiciera cargo de él. Actualmente, ese objetivo sigue sin cumplirse, porque las obras del Parador de Turismo permanecen atascadas y, pese a las también reiteradas promesas, siguen sin fecha de reanudación. Las obras de este establecimiento llevan siete años paradas y falta aún el 40% del proyecto por ejecutar. El Gobierno central ha afirmado hace pocas semanas que el proyecto «ya está desbloqueado y ahora sí avanza», pero de momento no se observa ninguna evidencia de ello sobre el terreno.

Otra de las actuaciones que pueden figurar en una antología de la ineficacia administrativa es la escoleta de Can Nebot, en Can Bellotera. El centro fue ideado y proyectado en el año 2000. No fue hasta 2004 cuando el pleno municipal de Sant Josep acordó ceder al Consell el terreno correspondiente. En 2006, la consellera de Educación del Consell anunciaba que las obras se iniciarían ese mismo verano. Sin embargo, en 2008, debido a numerosas irregularidades en la construcción, el Consell se vio obligado a rescindir el contrato con la empresa adjudicataria. Posteriormente, se asignó el trabajo a otra compañía, que terminó la obra en el año 2010. Pero otros problemas surgidos posteriormente mantienen la escoleta terminada pero sin poder abrir, y lleva ya ocho años en esta situación. Finalmente, el Consell se deshizo de este centro y lo ha entregado al Govern para que lo gestione, el cual ahora asegura que empezará a funcionar «el próximo curso».

Igualmente rocambolesca es la sucesión de fracasos que acumula la transformación del primer cinturón de ronda (también llamado E-10 o avenida de la Paz) en eso: una avenida urbana, en vez de una vía rápida, como aún es. El proyecto, alumbrado en 2003, lleva quince años sin materializarse y tampoco existe, a fecha de hoy, ninguna previsión de cuándo se ejecutarán las obras. Las cosas, incluso, parecen complicarse porque el Consell tiene la intención de traspasar al Ayuntamiento la responsabilidad de redactar el nuevo proyecto, con lo que todas las gestiones empezarían prácticamente de cero. «En el proyecto de la E-10, queremos que sea el Ayuntamiento el que defina qué función ha de tener, porque es una arteria muy importante para la movilidad de la ciudad», afirmaba este mismo año la consellera insular de Territorio, Pepa Marí Ribas, en una demostración de lo atrasada que está la cosa.

Otro de los proyectos que no consiguen sacar adelante los últimos equipos de gobierno del Consell es todo lo relativo al parque de sa Coma. Hay que remontarse a la legislatura de 2007 para encontrar los primeros anuncios del entonces presidente del Consell, Xico Tarrés, de trasladar a sa Coma una serie de servicios e instalaciones. En 2016, el actual presidente, Vicent Torres, anunció solemnemente en el pleno de la institución que antes de que terminara 2018 se habrían invertido ya 23 millones de euros en los 17 proyectos que está previsto ejecutar en el antiguo acuartelamiento de sa Coma. A día de hoy, sin embargo, sólo se han gastado 61.353 euros, lo que equivale al 0,3% de esos 23 millones.

La recuperación del humedal de ses Feixes es otra muestra de ineficacia institucional. Ya en 1999 se anunció la aprobación de un Plan Especial para proteger y recuperar el circuito hídrico de este humedal, que acababa de librarse de la amenaza de 3.000 viviendas sólo en es Prat de ses Monges. 2019 empezará sin que Santa Eulària y Vila hayan aprobado finalmente el plan de protección de este paraje y, mucho menos, los proyectos concretos con los que se llevará a cabo dicha recuperación hídrica y ecológica.