La Comisión Europea estima que aproximadamente 50.000 europeos mueren prematuramente cada año a causa de la contaminación del aire causada por los buques, en especial por los óxidos de nitrógeno (NOx), los óxidos de azufre (SOx), el ozono troposférico y el material particulado.

Los barcos utilizan combustibles con alto contenido de azufre (mayoritariamente fuelóleo pesado) que emiten elevados niveles de esos contaminantes altamente peligrosos para la salud humana. En presencia de la radiación solar, las moléculas de NOx dan lugar a ozono a nivel del suelo, y las moléculas de NOx y de SOx pueden reaccionar para formar partículas muy pequeñas, conocidas como PM2,5. Cuando las personas respiran este aire contaminado, su salud se resiente, lo cual se traduce en la pérdida de productividad por un aumento de las enfermedades, hospitalizaciones e incluso muertes prematuras.

No es asunto baladí pues la población costera que vive en núcleos urbanos en las zonas ribereñas del mar Mediterráneo y que por tanto están directamente expuestas a altas concentraciones de los contaminantes emitidos por los barcos, es de unos 325 millones de personas.

Según datos oficiales del Gobierno de España, el tráfico marítimo internacional representa el 40% de las emisiones a la atmósfera de los NOx, el 44% de las de SOx y el 22% de las de partículas finas (PM2,5), referidas al total del Estado español en el año 2016.

Emisiones elevadas de buques

En comparación con las emisiones en fuentes en tierra, las emisiones de los buques son elevadas, dado que al sector naviero no se le exige utilizar combustibles más limpios ni utilizar técnicas de tratamiento posterior de los gases de escape como obliga la normativa en tierra desde hace décadas en sectores como el del automóvil e industriales. Si no se toman medidas, las emisiones totales de los buques en la UE superarán todas las emisiones terrestres de NOx y SOx en 2020 debido a los mayores niveles de actividad previstos en los próximos años en el sector marítimo, lo que socavaría los avances conseguidos en la reducción de la contaminación del aire en tierra.

Para hacer frente a las emisiones contaminantes de los buques y limitar sus negativos efectos a la salud pública y al medio ambiente, los estados costeros del norte de Europa acordaron designar en el Mar Báltico y en el Mar del Norte y Canal de la Mancha, un Área de Control de Emisiones para el azufre (SECA) desde 2015 y para el nitrógeno (NECA) desde 2021 en adelante.

Cambio de combustible

Así, a partir del 1 de enero de 2015, en esa zona los barcos están obligados a cambiar a combustibles con un contenido máximo de azufre del 0,1% o instalar sistemas de limpieza de gases para lograr el mismo objetivo. Además de esto, una NECA entrará en vigor en la misma región en 2021. En la práctica, esto significa que los barcos de nueva construcción deberán cumplir con el estándar de Nivel III que reduce drásticamente las emisiones de NOx, por medio del uso de combustibles alternativos o cambios en la motorización, etc.

Esta regulación ECA ha representado unas mejoras inmediatas en la calidad del aire de hasta un 50% desde el año 2015 y unos beneficios socioeconómicos asociados valorados en miles de millones de euros.

El éxito continuado de las Áreas de Control de Emisiones existentes en el norte de Europa, en los mares de Norteamérica y otras zonas, demuestra que la creación de una ECA en el mar Mediterráneo también generaría notables beneficios en la mejora de la calidad del aire, no sólo en las rutas marítimas y zonas costeras sino también en las ciudades portuarias y del interior.

Debido a la naturaleza internacional del transporte marítimo, corresponde a los estados ribereños relevantes tomar la iniciativa bajo el marco existente de la Organización Marítima Internacional (OMI), organismo especializado de la ONU, a través del Anexo VI del Convenio Internacional para prevenir la contaminación por los buques (Marpol).

Emisiones - Campaña para crear una zona de control

Una serie de entidades españolas y extranjeras, entre ellas Alianza Mar Blava, han emprendido una campaña para instar al Gobierno de Pedro Sánchez a apoyar activamente los esfuerzos de Francia y otros países, para lograr la creación, a través de la OMI, de un Área de Control de Emisiones en el mar Mediterráneo (Med-ECA) para limitar la contaminación del aire producida por los barcos. Unos esfuerzos que cuentan con el visto bueno de la Comisión Europea.

Es ésta una medida muy necesaria y urgente, especialmente teniendo en cuenta que las rutas de navegación más importantes desde Asia hasta Europa atraviesan el Mediterráneo y se espera que el tráfico marítimo aumente hasta un 250% en el año 2050.