El salón de actos del centro de salud de la avenida 8 d'Agost, en Ibiza, acogió ayer la primera edición de VilaChef Kids, una versión a la ibicenca muy educativa y «saludable» del conocido programa televisivo MasterChef Junior.

Los promotores de esta iniciativa son cinco profesionales de este ambulatorio de Vila, las enfermeras Estela Terrer, y Cristina López, la fisioterapeuta Ana Díaz, el enfermero de pediatría Marcos Navarro y la médico de familia Sonia Lacosta. El objetivo de este taller de nutrición saludable es que los niños aprendan hábitos saludables en general y a comer sano en particular. Para conseguir este fin los promotores han apostado por un formato lúdico y popular como el del famoso programa de cocina, que la mayoría de los jovencitos que participaron en VilaChef conocía.

Lo de ayer, explicó Cristina López, fue «un proyecto piloto», que aspira a consolidarse en el futuro y trasladarse al resto de centros de salud pitiusos.

La primera edición del certamen contó con 19 concursantes con edades comprendidas entre los cinco y los doce años.

Antes de ponerse a cocinar, los pequeños chefs recibieron una didáctica lección impartida por Cristina López en la que les explicó qué es la pirámide de Naos. Hay que decir que María, líder del grupo rojo, ya tenía bastante claro de qué iba el tema, pero ayer aprendió algo más, que esta versión actualizada de la pirámide de alimentos incide no sólo en la dieta, sino también en el ejercicio necesario para llevar un estilo de vida saludable.

Más fruta y menos bollicaos

López les informó, entre otras cosas, de lo beneficioso que es consumir cada día frutas y verduras y lo sano que es el aceite de oliva. También remarcó lo importante que es leer las etiquetas de los alimentos, les aclaró que son mejores los batidos que los zumos y les insistió en que hay que evitar comer viendo la televisión.

Los jovencitos concursantes demostraron estar muy puestos en nutrición. «No sólo hay colesterol malo, también bueno», comentó uno de ellos, durante el taller didáctico.

Para demostrar los conocimientos recién adquiridos, los concursantes participaron en un juego en el que tuvieron que colocar sobre un tablero aquellos alimentos o ejercicios físicos que, según la pirámide de Naos, hay que practicar a diario, varias veces a la semana u ocasionalmente.

Aunque a los pequeños cocineros les quedó claro que lo de comer turrón a diario durante la Navidad no es un hábito saludable, parece que les costará poner en práctica la costumbre de sólo consumirlo ocasionalmente, como mandan los cánones. Con los embutidos, los niños también estaban algo perdidos, algunos pensaban que lo sano era comerlos a diario. López les aclaró que no hay que abusar de este tipo de productos y que es mejor caer en esa tentación de Pascuas a Ramos, otra lección que seguramente a la mayoría les costará asimilar, junto a la de evitar en lo posible la bollería industrial y las golosinas. Suerte que Estela Terrer se apiadó de los mini chefs y les explicó «una receta secreta de chuches saludables» que a buen seguro repetirán en sus casas en cuanto tengan ocasión.

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Las 'chuches' saludables triunfan entre los niños de Ibiza

La enfermera del centro de salud de Vila elaboró ante los atentos alumnos este sencillo aperitivo dulce compuesto por 85 mililitros de agua, un sobre o seis láminas de gelatina neutra y un sobre de gelatina de sabor. Había de limón, de naranja y de fresa. Terrer elaboró paso a paso estas chucherías ayudándose de una jarra medidora, un pequeño fogón eléctrico y unos divertidos moldes con formas navideñas. En apenas quince minutos estaban listas estas saludables golosinas que los concursantes no se pudieron resistir a probar. Aunque el olor «a medicina» que detectaron algunos durante su cocinado no prometía mucho, las chuches finalmente triunfaron entre los pequeños.

Tras esta receta, llegó el momento más emocionante para los jóvenes participantes, las pruebas en las que tenían que demostrar sus dotes culinarias. Primero, durante la selección de los niños que iban liderar los tres equipos concursantes, se hizo una prueba en la que tuvieron que catar alimentos y adivinar de qué productos se trataba. Finalmente los líderes escogidos fueron María, al frente del grupo rojo, Irena, en el verde, y Darío,en el amarillo, que tenía muy claro que en la receta que iba a cocinar iba a poner manzanas porque se le «dan muy bien».

Ataviados con gorros de cocineros y delantales, los diecinueve concursantes se pusieron manos a la obra. La primera prueba consistió en elaborar una brocheta de fruta y la segunda en añadir los ingredientes que consideraron oportunos a creps previamente cocinados. Para ambas, los participantes contaron con un amplio surtido de productos, la mayoría de ellos frutas. Había manzanas, plátanos, piñas, fresas, mango, uvas y mandarinas, previamente cortadas por los organizadores. También, como acompañamiento, había para elegir crema de avellanas, sirope de arroz y mermelada casera elaborada por la fisioterapeuta Ana Díaz. Completaban el abanico de posibilidades frutos secos, guacamole, jamón dulce y queso, fresco y en lonchas.

Cada concursante tuvo que elaborar su propia brocheta y su crep y de ahí, cada grupo, escogió para presentar a concurso los que eran más atractivos a la vista.

En la prueba de los creps, dos equipos optaron por cocinar esta receta en su versión dulce y sólo el liderado por María se atrevió con el salado.

Los mini cocineros demostraron ser muy creativos y fue complicado para el jurado escoger a un equipo ganador. La enfermera Mila Oliva, Irene Fuster, usuaria del centro de salud de Vila y Pablo de Frutos, responsable de Comunicación del Área de Salud, demostraron una simpatía que poco tiene que envidiar a la de los televisivos Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera. Tanto les gustaron los platos que bromearon con la posibilidad de repetir.

Mientras ellos tres debatían, los participantes y el público asistente arramblaron con las chucherías saludables recién elaboradas y se llevaron para casa algunas más en bolsitas.

Finalmente, «tras sesudas deliberaciones», el jurado se decantó por los platos elaborados por el grupo liderado por Irena. En este equipo estaban Martina, Lucía, Chloe , Nora, Manuela y Alba. Estas dos últimas fueron las que elaboraron la brocheta de fruta y el crep vencedor, en el que se mezclaron queso fresco, con manzana, plátano, fresas y frutos secos.

Como colofón, VilaChef 2018 concluyó con una apetecible merienda en la que los pinchos de fruta se pudieron bañar en chocolate, uno de los ingredientes que más éxito tiene entre niños y mayores, aunque no el más sano precisamente. «Es sin azúcar», bromeaba Cristina López mientras los jóvenes chefs hacían cola para hacerse con un poco de chocolate.