Tras el éxito de las fiestas gastronómicas que se han multiplicado en los últimos años en Ibiza, como el Campeonato Mundial de Arroz de Matanzas de Sant Antoni o la Fira des Gerret de Santa Eulària, un grupo de amigos de Sant Miquel decidió impulsar un evento similar en su pueblo con el pulpo como protagonista. Y tras el éxito de participación en su primera convocatoria, ya confían en convertir la Fira des Polp en una cita clásica anual por estas fechas.

Como tantas otras iniciativas, el verdadero origen de esta fiesta se encuentra en el reto de un grupo de amigos divirtiéndose en un bar. «Estábamos en Can Rei y nos dijimos, '¿por qué no compramos una carpa para montar nuestras fiestas en el pueblo?'», recuerda Joan Tur, el presidente de la asociación de vecinos Anàrem a Sant Miquel. Empezaron a buscar colaboradores y se comprometieron con todas las empresas que aportaran 300 euros a que su nombre figuraría destacado en el cartel de patrocinadores que, desde hace tres años, luce en un lateral de la carpa.

Buscar fiestas para la carpa

Una vez conseguida la instalación para la plaza del pueblo, la asociación se marcó como objetivo que esta se mantuviera levantada desde las fiestas patronales, a finales de septiembre, hasta las de Navidad, de manera que tocaba organizar un programa de contenidos durante todo el tiempo intermedio. De allí surgieron fiestas como la de Halloween y la flamante Fira del Polp, entre otras.

La fórmula ya es bien conocida y ha triunfado en iniciativas similares: una competición de recetas para en la que se enfrentan equipos, que también ofrecen degustaciones a precios populares a los visitantes. Una paella multitudinaria y actuaciones musicales para animar la fiesta completan el programa.

En Sant Miquel se han animado once equipos al concurso gastronómica, entre ellos algunos restaurantes de la zona. Es el caso de las Pepis, formado por Paula Torres y Maria Riera. Cuando se les pregunta por la receta que han preparado para la ocasión, ya revelan que no son meras cocinitas.

«Queríamos partir de una versión de la coca de sofrit con una focaccia de aceitunas y romera, sobre la que ponemos una ensalada de texturas de tomate (confitado, deshidratado, macerado y un concasse que hemos tenido seis horas a fuego lento), con ensalada de rúcula, cebolla dulce, pulpo a la plancha y, encima, una tierra de queso ibicenco y parmesano», detalla Paula. Efectivamente, es chef, del Chiringuito Pascual de Port de Sant Miquel, donde trabajó con Maria hasta que esta se mudó a Formentera.

Las Pepis ya vencieron en el Festival de sa Sèpia que se celebró en marzo en Sant Joan, con una hamburguesa elaborada con el cefalópodo picado, marinado con ajo y perejil, cocido al vapor y luego marcado a la plancha. En Sant Miquel también han sido las más votadas por los cinco miembros del jurado y se llevan los delantales conmemorativos y el trofeo, una figura de un pulpo que los organizadores encontraron en Cas Datilet.

El hermano de Paula, Pere también es aficionado a la cocina, aunque no profesional. Junto a su amigo Luciano Roncati han preparado unas 300 raciones de un puré de patata y boniato como base del pulpo que han marinado con ají y acompañan de tomate, aguacate y crujiente de pan. «Hemos cocinado durante tres días, confiesan. A su lado, Lina Serra sirve el salpicón de pulpo del equipo formado por los obrers de la parroquia de Sant Miquel. «Este año hemos entrado tres mujeres, pero antes estaba reservado y los doce obrers [uno por apóstol] eran hombres», aclara.

No podía faltar la típica frita de polp ibicenca como la que sirven los hermanos Izquierdo, Jesús y Manolo, chefs del restaurante Sol i Camp. «Nosotros somos como los hermanos Torres pero en ibicenco», se presenta uno. «Ya les gustaría», bromea el otro.

El puesto más numeroso es el que forman Los Pichones, donde cocinan los hermanos Rafel y David Roselló junto a una decena de familiares. Ya han acabado una fideuà gigante de pulpo y preparan el fondo para otras dos. «De aquí pueden salir 800 o 900 tapas», destacan. La respuesta de público fue tal que los once equipos prácticamente tenían las existencias agotadas por la tarde.