La Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, a través del número 17 de la revista Fites, propone una intervención en al castellum romano de Can Blai, perteneciente al Bajo Imperio romano, siglo IV después de Cristo, para que sea más comprensible para los visitantes. La propuesta en concreto aparece en el editorial del citado número y señala que desde la asociación se propone una nueva intervención, por parte de los gestores del bien cultural, el Consell de Formentera, «que se traduce en paneles explicativos y en restituciones en tres dimensiones de las principales hipótesis de su alzado».

El castellum de Can Blai o de can Pins, situado a la altura del punto kilométrico 10 de la carretera principal de Formentera, antes de es Caló, fue descubierto hace ahora 40 años y sometido a una primera excavación entre los años 1979 y 1980. Más recientemente, hubo una segunda intervención, entre los años 2013 y 2016. En esta ocasión los directores de la excavación han sido Ricardo González Villaescusa, doctor en Arqueología Clásica de la Universidad de Niza Sophia Antipolis, junto con Jordi Fernández, ex director del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, que han publicado las conclusiones en la propia revista Fites.

Pero lo que propone la Asociación de Amigos del Museo es que el visitante que se acerque a este bien patrimonial pueda tener una visión de las estructuras existentes elevándose sobre las ruinas para contemplar este yacimiento único. Así podría observar la planta del castellum y hacerse una idea de lo que se podía ver desde una garita del ejercito romano tardío, que servía de vigilancia de la guarnición que allí se asentó, por lo menos, durante cuatro años. En condiciones meteorológicas de buen tiempo se podía controlar toda la costa sur y sureste de la isla de Ibiza y la sur de Formentera.

Para lograr ese efecto que permita la comprensión de este yacimiento, la propuesta consiste en construir «una estructura elevada, ligera y reversible que no afecte a los restos antiguos, emplazada sobre una de las torres de las esquinas del recinto militar». Así, el visitante podría experimentar la sensaciones que le acerquen a entender como funcionaba esta guarnición que albergó este pequeño cuartel. Añaden que los métodos de realidad virtual podrían complementar esa experiencia.Con los modelos en tres dimensiones y los paneles explicativos se podría ofrecer una interpretación para mayor comprensión del porqué de la construcción de esta fortificación que es de los pocos ejemplos que se conocen en España.

La respuesta del Consell

La consellera de Cultura y Patrimonio, Susana Labrador, admite que conocía el citado artículo en el que se propone esa intervención para facilitar a los visitantes la comprensión del monumento, pero asegura que no ha recibido «ninguna petición formal». Añade que en el Plan de gestión del Patrimonio está previsto encargar toda la señalización, con los correspondientes paneles informativos de los principales monumentos y yacimientos arqueológicos de la isla. Aunque reconoció que «no tenemos fecha y a ver si podemos hacerlo en 2019».

A medio plazo y con la futura puesta en marcha del Museo de Formentera la consellera señaló que la idea del Consell es que ese Museo sirva «para poner en valor todos estos yacimientos y para que la gente que lo visite tenga la información, para luego conocer más de cerca y visitar los yacimientos arqueológicos y los monumentos de la isla».

Añade que esperarán a que se abra el museo para coordinar todas esas acciones de información y divulgativas del patrimonio histórico insular. Labrador explica que «la señalización a pie de carretera está hecha y nos queda pendiente la señalización de los bienes, en lo que se está trabajando».

Sobre la posibilidad de elevar una estructura en el fortín de Can Blai, admite que ese aspecto es más complicado y que la prioridad es la de «dar valor todos esos espacios, lo que tendría que ir ligado al futuro museo».

Las últimas hipótesis que han hecho públicas Ricardo González y Jordi Fernández sobre la importancia de este fortín del Bajo Imperio romano, de principios del siglo IV después de Cristo, sostienen que la importancia de esta construcción era «geoestratégica ya que estaba en los lindes de dos imperios, lo que implicaba controlar el mar en torno a las Pitiüses e incluso Balears», apunta González.

Activo cuatro años

Recuerda que se construyó en el momento de la caída del imperio romano, cuando Constantino controlaba la Península ibérica y la Galia, mientras que los dominios de Majencio abarcaban Italia, Córcega, Cerdeña, Sicilia, el norte de África y Balears.

Los estudios realizados permiten sostener la hipótesis de que en base al estilo constructivo de la fortificación y a las monedas encontradas en las Pitiüses y estudiadas por el investigador Santiago Padrino, «Can Blai habría estado activo durante un tiempo máximo de cuatro años, entre el 308 y el 312». A estas alturas a nadie se le escapa la importancia de este vestigio como un punto de vigilancia costera en la defensa imperial del Baelaricum Mare.

La justificación que ahora cobra fuerza y que defiende González es que el sistema constructivo de Can Blai es el 'emplectón', una técnica griega que renace a inicios del siglo IV después de Cristo en el bajo Danubio. Muchos fortines y murallas construidos de esa manera son de finales del siglo III d.C., o principios del IV, es el caso de Sacidava, Capidava, o la muralla de Histria a orillas del Mar Negro. Por eso el catedrático y codirector de la excavación apunta que «es muy probable que los constructores de Can Blai sean originarios de allí y trabajen con materiales locales como el marès». Entre sus conclusiones apunta que «la cerámica y la técnica constructiva indican una cronología de los primeros años del siglo IV después de Cristo».

El citado Santiago Padrino identificó en la circulación monetaria de Ebusus una anomalía justo en esas fechas en Ibiza y Formentera, al encontrar en las islas más monedas de Majencio que en toda la Península Ibérica. Los especialistas dicen que estas monedas van ligadas a tropas de este pretendiente a emperador.

González admite que como «no hay datos para anunciar la conclusión [el cierre] del fortín, no sería imposible que se iniciara a instancias de Majencio». Y como éste murió en la batalla el 28 de octubre de 312 por la que Constantino se proclamó emperador, quizá el fortín no se concluyó para evitar que la clientela ebusitana, aliada de Majencio, se pudiera hacer fuerte».

Un muro importante

En 2014 la investigación del yacimiento dio un giro muy importante con el hallazgo de un muro que compartimenta una parte del yacimiento y la presencia de un resto de cerámica procedente del norte de África, que permitió determinar que esta construcción no databa del siglo III como se estimaba hasta entonces, sino del siglo IV después de Cristo.

Este especialista asegura que la fortificación romana «estuvo ocupada y fue arrasada por la erosión pero también por la recuperación de piedras y losas durante la época islámica».

El coodirector de la excavación afirma que todos los indicios apuntan a que la puerta debía ser de doble arco, construido «con piedras de cierta entidad», y que por ello no aparecen los cimientos de piedra de este único acceso, cuya existencia fue demostrada durante la campaña que el mismo equipo detectó en 2013, tras hallar una tachuela metálica que formaba parte de la puerta.