El servicio de Cirugía del Hospital Can Misses ha practicado la prueba del ganglio centinela a un total de 60 mujeres con cáncer de mama, explica Lupe Moreno, cirujana. Esta cifra corresponde a todo el tiempo que el hospital ibicenco lleva ofreciendo esta técnica, es decir, 60 mujeres desde el 17 enero de 2017. «Casi dos años después de que se autorizara esta técnica, pero no desde que se empezó», matiza la médica, que recuerda que, durante los primeros meses, apenas se llevó a cabo ya que las mujeres que entonces ya habían empezado el proceso con los profesionales del Hospital Son Espases, en Mallorca, lo concluyeron allí. «No íbamos a interrumpir el seguimiento», justifica.

Prácticamente en tres de cada cuatro casos la prueba fue negativa, por lo que no fue necesario extirpar los ganglios de la axila, lo que debe dar «cierta tranquilidad» a las mujeres a las que se les realiza. La médica recuerda que la técnica del ganglio centinela permite conocer, en los casos de cáncer de mama, si los ganglios están afectados y decidir, así, si quitarlos o no. La prueba consiste en inocular a la paciente un líquido (el marcador) que contiene hierro supramagnético que, a través de un imán, permite localizar el primer ganglio de la cadena linfática, que se extrae y, en ese mismo momento, se analiza para ver si contiene citoqueratina 19, una molécula específica del cáncer de mama. Si es así, significa que el cáncer se ha extendido, de manera que se eliminan mientras que si es negativo la mujer puede mantenerlos, lo que evita complicaciones. «Es la técnica Osna», detalla la cirujana.

Nueve de esas 60 pruebas dieron positivo, de manera que hubo que someter a las mujeres a una linfadenectomía, mientras que en otras siete no se pudo determinar. «A veces, la localización del tumor impide que pase el marcador, lo bloquea», explica la cirujana, que detalla que a cinco de estas siete pacientes también se les extirparon los ganglios. «En cada uno de estos casos, el comité de tumores ya había analizado y decidido previamente si era necesario o no hacer la linfadenectomía en caso de que la prueba no fuera determinante», indica la médica, que insiste en que el comité estudia «si quitar los ganglios aportará algún beneficio» y que quitarlos no dará más problemas que dejarlos.

Evitar desplazamientos

Moreno destaca que esta técnica ha evitado el traslado a Mallorca de estas 60 pacientes. Con las molestias que ello conlleva, ya que sólo para la intervención debían pasar allí varios días: «Debían ir un día antes, para marcar el ganglio centinela, algo que hace el servicio de Cirugía Nuclear, luego se hacía la operación y tenían que quedarse, mínimo, un día más». La cirujana de Can Misses destaca los problemas que suponía este traslado a las pacientes: «Además de que me han diagnosticado un cáncer de mama, tengo que desplazarme y dejarlo todo arreglado aquí». Moreno recuerda, además, que, aunque el Ib-Salut «financia una parte de los gastos», esto supone un coste para los pacientes desplazados. «Además, eso te obliga a tener que preocuparte por la logística en un momento en el que de lo que tienes que preocuparte es de ti», indica la cirujana, que destaca que no a todas las pacientes diagnosticadas de cáncer de mama se les practica esta técnica «porque ya se sabe que los ganglios están afectados y se extirpan directamente». Otras, además, se derivan a Mallorca porque está previsto hacerles la reconstrucción de la mama en el mismo momento en el que se les practica la mastectomía, algo que no puede hacerse en Eivissa.

Lupe Moreno destaca que una de las ventajas del ganglio centinela es la «inmediatez», ya que en el mismo quirófano se hace la prueba y, si es necesario, se extirpan los ganglios. «No requiere esperar resultados ni volver a pasar por quirófano», recalca la cirujana, que hace hincapié en la implicación de todo el personal del bloque quirúrgico, especialmente el de enfermería, que es el que debe correr de una punta a la otra del hospital para llevar el ganglio centinela al laboratorio para que el anatomopatólogo lo analice. «Hay que transportarlo refrigerado y rápido», señala la médica de Can Misses, que insiste en lo necesario que era ofrecer esta técnica «a pesar de lo que costó ponerla en marcha».