Más de 5.000 mujeres denuncian cada año haber sufrido violencia de género en Balears. El año pasado fueron 5.412 y en los primeros seis meses de este año las denuncias han sido 2.457, por lo que posiblemente se superará la cifra anterior. Las Fuerzas de Seguridad de las islas tienen registrados en la actualidad 2.432 casos activos, y de ellos, 1.148 mujeres cuentan con protección policial al hallarse en una situación de riesgo.

Las estadísticas del Observatorio de Violencia de Género en Balears dan una idea de la magnitud del problema, al que se enfrentan especialmente tres grupos policiales: el Equipo Mujer Menor (Emume) de la Guardia Civil, la Unidad de Familia y Mujer (Ufam) de la Policía Nacional y la Unitat de Protecció Familiar (UPF) de la Policía Local de Palma.

Según los datos del Observatorio de Violencia de Género, la cifra de denuncias por agresiones a mujeres en Balears se ha incrementado en los últimos años. En el año 2008 se presentaron 4.690 denuncias, 4.453 en 2009, 4.231 en 2010, 4.417 en 2011, 4.739 en 2012, 4.372 en 2013, 4.687 en 2014, 4.658 en 2015, 5.268 en 2016, 5.412 en 2017, y 2.457 entre enero y junio de este año. En total, 49.084 mujeres han presentado denuncias por violencia de género en las islas en diez años y medio.

Los juzgados de Balears han dictado en los primeros seis meses del año 412 medidas de protección, como son las órdenes de alejamiento, que prohíbe a un presunto agresor acercarse a la víctima. El año pasado fueron 906, y desde 2008 un total de 11.023.

A día de hoy hay registrados en las islas 2.432 casos activos de violencia de género y 1.148 mujeres cuentan con protección policial. A fecha del pasado 30 de septiembre había 187 presos cumpliendo condena en las islas por estos delitos.

Equipos especializados

Uno de los equipos especializados en la lucha contra la violencia de género es el Emume de la Guardia Civil. La Benemérita cuenta además con varios agentes dedicados a estos delitos en cada grupo de Policía Judicial de Manacor, Inca, Algaida, Calvià y Pollença-Alcúdia. Son los denominados Puestos de Atención Especializada (PAE). Y además, en cada cuartel hay varios agentes que han recibido formación por parte del Emume. Estos guardias son los encargados de dar la primera respuesta a la víctima: recogen su denuncia, realizan una valoración del riesgo en el que se encuentra y hacen las posteriores llamadas y visitas para controlar la evolución de su situación.

«Por lo general la Guardia Civil tiene conocimiento de estos casos al recibir una denuncia o tras una intervención de emergencia por una agresión», explica Verónica Domingo, componente del Emume. «La patrulla que interviene arresta al agresor y atiende a la víctima, la acompaña a casa y le explica sus derechos. El agente que recoge su denuncia, según lo que cuenta, responde al cuestionario Viogen, que establece el nivel de riesgo en el que se encuentra, que va desde el no apreciado al extremo. Se informa al juzgado y según el nivel de riesgo que presente, se ponen en marcha las medidas de protección. Nivel extremo implica vigilancia policial las 24 horas. Sería el caso de un agresor violento y que se ha dado a la fuga, en el que se considera que su vida corre peligro. Nos encontramos con tres o cuatro casos cada año».

La agente del Emume insiste en que la atención a las víctimas de la violencia de género está muy protocolizada, de manera que «el guardia que la atiende sabe muy bien lo que tiene que hacer». Cuentan con un manual escrito por psicólogos de la Guardia Civil con pautas para el trato a estas mujeres. «Por ejemplo, con frases que no debes decir, como lo de señora, no llore. Si quiere llorar, que llore, no debemos tener prisa en atender a estas personas. Son aspectos en los que los guardias están muy sensibilizados», añade.

Campañas de sensibilización

Esta labor de sensibilización es una de las responsabilidades del Emume, cuyos agentes realizan charlas periódicas en los puestos de la Guardia Civil de las islas para explicar las actualizaciones normativas y dar pautas de atención para estas crisis. «Hay que dar seguridad a la víctima, ayudarla y al mismo tiempo obtener la mayor información posible».

Esta especialista destaca otro de las dificultades a las que se enfrentan: que muchas de las víctimas mortales de la violencia de género no hubieran presentado nunca una denuncia previa. «Hay muchos casos que la Guardia Civil no conoce, pero el entorno de la víctima sí», prosigue Domingo. Por eso insiste en que «todos tenemos la obligación de denunciar, no solo la víctima. Si un vecino oye gritos o ruidos de pelea, basta que lo comunique de forma anónima para que se inicie una investigación».

La Guardia Civil se encuentra también con casos en los que la propia víctima niega la agresión. En estas situaciones, si no hay nada visible, se informa a la mujer de los derechos que tiene por si cambia de idea. «Si hay algún indicio, como señales de golpes, se actúa de oficio, aunque la víctima lo niegue», explica Verónica Domingo. «El guardia tiene que juzgar lo que ve y proceder en consecuencia. Nos encontramos con casos de mujeres que nos piden que no les llamemos más, a veces te dicen que estás molestando. ¿Y qué se hace en estos casos? Seguir llamando. Mi trabajo es seguir llamando hasta que considere que está a salvo».