«El incendio fue media hora de locura y de estrés. Todos los vecinos comenzaron a gritar cuando vieron el humo y yo, por inercia, bajé al aparcamiento. Allí estaba un chico delante de su barca con la cara y las cejas quemadas», relata Jordi Ortega, vecino del bloque de pisos de los números 20-22 de la calle Es Caló, en la zona de Pinet Playa (en Sant Josep), donde 200 personas fueron desalojadas el domingo tras arder una embarcación que se encontraba en un parking subterráneo.

Ortega recuerda que estaba tranquilamente en su casa viendo la televisión cuando saltó la alarma de incendios y vio que había mucho humo. «Había gente mayor y todos estábamos asustados. En los pasillos se veía todo negro y nadie sabía lo que estaba pasando hasta que unos vecinos y yo empezamos a gritarles a todos que saliesen fuera», rememora este vecino. A continuación, bajó al aparcamiento subterráneo con otros vecinos y vio a un hombre, Raúl, de 38 años, delante de la embarcación de fibra en llamas, en la plaza número 45, con la cara y las cejas quemadas, y consiguió sacarle de allí de inmediato. «Cogí al chaval, que era el dueño del barco y estaba haciéndole el mantenimiento, ya que el parking olía mucho a gasolina y empezó a decir que lo sentía y a preguntar por su perro. Fue un momento de mucho estrés», recuerda Ortega, que añade que subieron por una escalera y salieron por el portal del bloque número 8. A continuación, los sanitarios de una UVI móvil del servicio de urgencias médicas del 061 atendieron al herido y propietario de la barca incendiada y, dada la gravedad de su estado, lo trasladaron al Hospital Can Misses, donde sigue ingresado [ver página siguiente].

Ortega insiste en que si no hubiera habido gente en el aparcamiento, no se habría arriesgado a entrar al parking durante el incendio y alabó también la valentía de otros dos vecinos, uno de ellos tuvo que ser hospitalizado, que intentaron sofocar las llamas. Se trata de Luis Alberto y de su hijo. El primero cuenta, delante de su portal, que estaba con su mujer viendo la televisión cuando su hija, que vive en otro piso de la misma urbanización, le avisó de que había un incendio. Su hijo y él cogieron dos extintores de su casa y se desplazaron al lugar del incendio.

Después, trataron de sofocar las llamas con los extintores del aparcamiento, pero no tuvieron éxito. «Actuamos por miedo, ya que temíamos que el fuego se propagase y quemase los coches. Vacíamos, como mínimo, ocho extintores para apagar el incendio», insiste. La llegada de los bomberos evitó que las llamas alcanzasen otros vehículos, por lo que el fuego sólo quemó la barca, pero inundó de humo todo el bloque.

Incendio en unos aparcamientos en Sant Josep

Incendio en unos aparcamientos en Sant Josep

Un vecino cuenta cómo ocurrió todo y cómo ayudó al herido más grave

Además, Luis Alberto recuerda que era incapaz de salir de allí y que necesitó ayuda, ya que escuchaba las voces de los bomberos, pero no era capaz de localizar las escaleras para regresar a la calle. «Lo único que hay que lamentar es que haya un herido, ya que sigue en Can Misses», sostiene Luis Alberto, uno de los cuatro hospitalizados y que recibió el alta ayer, a las 7 horas.

Otro vecino, Hussain, comenta con Luis Alberto lo ocurrido. Señala a este diario que él estaba en Sant Antoni cuando se originó el incendio, pero en su casa se encontraban su mujer y sus dos hijos. «Les llamé por teléfono cuando me enteré de lo ocurrido y me dijeron que estaban bien. Vine a buscarlos y dejamos a los más pequeños con una amiga», indica a este diario Hussain. Juan Carlos, otro de los afectados aún estaba muy afectado por el incendio. «El humo se propagó muy rápido por el edificio. Esto no es normal. Mi pareja y yo pensábamos que el fuego era en nuestra casa, pero cuando nos dimos cuenta de que el problema no era nuestro nos bloqueamos. Si llega a pasar cuando todos estamos dormidos...», apunta, con preocupación, Juan Carlos, quien insiste en que el dueño de la barca y herido de gravedad «es una buena persona» y que sufrió un accidente».

Manuel, por su parte, afirma que la gente «empezó a gritar» y que les obligaron a todos a abandonar sus casas. «Había una humareda muy densa y agobiante», recuerda Manuel.

Varias personas continuaban ayer por la mañana con las labores de limpieza de los bloques de pisos, ya que aún se podían apreciar manchas de humo y olor a quemado. La presidenta de la comunidad dijo que el perito ya estaba avisado y que todos los pasaron muy mal.

En la intervención del incendio del domingo por la noche participaron voluntarios de Protección Civil, que fueron los primeros en llegar, un técnico de Emergencias del 112 de Balears, agentes de la Policía Local, Guardia Civil y efectivos de los bomberos del Consell.