El Gobierno de Pedro Sánchez puso sobre la mesa, apenas hace dos semanas, una de las mayores patatas calientes de la actualidad: el cambio climático, la movilidad y los combustibles fósiles, una cuestión que supondrá un reto adicional en territorios como las Pitiusas. El Ministerio de Transición Ecológica adelantó las líneas maestras de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. La medida que ha levantado más polémica es la pohibición, fijada para 2040, de vender y matricular vehículos que no sean de emisiones cero. Esto incluye los motores de gasolina, gasóleo y cualquier tipo de gas. Sólo se salvan, claro está, los coches totalmente eléctricos y los de pila de hidrógeno, cuyo residuo de la combustión es agua evaporada.

Las reacciones no se han hecho esperar y ya hay algunos que lo han rechazado de plano, como los sindicatos del automóvil, no por el objetivo, sino por el plazo. Otros, como los propietarios de gasolineras, están convencidos de que no se aplicará, al menos tal y como se ha descrito. Y algunos, incluso, la han calificado de insuficiente, pues consideran que la fecha debería ser 2035 para cumplir con los acuerdos de París sobre el cambio climático. Sin embargo, en lo que coinciden todos es en las incógnitas, que son muchas y profundas, acerca del desarrollo y aplicación de la norma. Claro está que ha sido sólo un primer anuncio y que el Gobierno deberá ir definiendo mejor lo que pretende, pero también es cierto que ni España es pionera (Noruega está en este camino para 2025), ni parece que sea algo que admita muchos matices. Al final, la mayoría de los actores implicados coincide en que el coche eléctrico es el futuro. La duda es coómo y cuándo.

En las Pitiusas la venta de coches eléctricos es más bien «residual». «Aquí no llegamos al 1% de ccoches eléctricos al año», explica José Antonio Colomar, portavoz de la Asociación Empresarial de Concesionarios de Automoción de Ibiza y Formentera (AECA).

De hecho, según el Institut Balear d'Estadística (Ibestat), hasta septiembre de este año se han martriculado 33 vehículos eléctricos (coches y motos) en Ibiza y Formentera. Según el Ibestat, que sólo recoge datos del tipo de motor desde 2015, los vehículos elétricos matriculados en las Pitiusas desde 2015 suman 113. Mientras, en el mismo perido el total de vehículos matriculados ha sido de 30.480 (25.935 en Ibiza y 4.545 en Formentera), 5.686 de enero hasta septiembre de 2018. Esto supone que el peso del eléctrico en la venta es de un 0,4% desde 2015 y de un 0,6% en lo que va de 2018. En Balears, la venta anual no llega a los 300 vehículos.

El problema se encuentra en el precio y la autonomía de los coches eléctricos. Los más baratos empiezan en los 20.000 euros y los de mayor autonomía se sitúan alrededor de los 100.000 euros. Sin embargo, Colomar indica: «De aquí a 2040 queda mucho. En nuestro caso, depende de los fabricantes y de los límites de contaminación».

Talleres mecánicos

Pero uno de los sectores que más sufrirán los efectos de este cambio serán los talleres mecánicos (alrededor de un centenar en las Pitiusas). La mayor parte de su trabajo, la que se genera por las averías de los motores de combustión, el cambio de las pastillas de freno, cambios de aceite o puestas a punto se reducirán del todo o de forma drástica.

De todas formas, los beneficios del coche eléctrico no son absolutos. Un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente deja claro que el más contaminante sumando las fases de fabricación, funcionamiento y desguace es el de gasolina, seguido del diésel y del eléctrico. Éste último, contamina más en la fase de fabricación; sin embargo, en la de funcionamiento supone un aporte de CO2 a la atmósfera de arededor de la mitad menos que los de combustión. En la fase final de la vida útil, los coches eléctricos tienen más elementos reutilizables.