Teniendo en cuenta que todo el proceso negociador de la salida del Reino Unido de la Unión Europea se puede ir al garete (o no) dentro de tres días, durante la cumbre europea del domingo, o quizás unas jornadas más tarde, cuando al Parlamento británico le toque ratificar el acuerdo del brexit, todo lo dicho ayer en el V Foro de Turismo son sólo conjeturas. Eso sí, algunas acongojan por las consecuencias que podrían tener en Ibiza, donde el británico es su principal mercado emisor.

Sinead McKevitt, la regional manager contracting de Jet2Holidays en Balears, advirtió de que es «irresponsable especular» sobre qué ocurrirá, y aseguró que su compañía es, ante todo, positiva ante lo que se avecina, sea lo que sea. Pero sus palabras destilaban el temor a la tormenta que se desataría si algo se tuerce, lo que nadie descarta. De ahí que admitiera que, aunque se apruebe en los próximos días el acuerdo de transición hasta el año 2020, los ciudadanos del Reino Unido temen que ya nada vuelva a ser como hasta ahora.

En Jet2Holidays tienen constancia de que a sus compatriotas les preocupan, sobre todo, «las colas que se podrían formar ante las embajadas para conseguir visados», en el caso de que el acuerdo no incluya el libre tránsito de personas. También temen que la libra sufra una nueva devaluación (con el consiguiente encarecimiento de las judías del desayuno), y que ya no les sirva la E111, la tarjeta que les permite ser atendidos gratuitamente por los servicios médicos europeos, de manera que tendrían que comprar un seguro, que gravaría aún más su paquete turístico. Y lo peor de todo: el brexit puede ser el final del roaming. ¿Cómo subirán entonces a Instagram las fotos de sus aventuras en el West End? Se preguntan, asimismo, «si serán bienvenidos» a Europa.

Miedo al cierre del espacio aéreo

Miedo al cierre del espacio aéreo

Aunque declaradamente optimista, McKevitt advirtió de que los próximos «años podrían ser complicados» para Ibiza y de que «el mercado encogerá», es decir, habrá menos turistas. Vienen curvas, vino a decir. Su empresa «duplica» el marketing en estos casos, incluso en 2019 prevé superar en un 20% (hasta llegar a los 147.000) el número de pasajeros que trajo a Ibiza en 2018. Pero de poco servirá ese marketing si, desde el 29 de marzo de 2019, se cierra el espacio aéreo de la Unión Europea (es decir, se acaba el open sky) a los aviones que despeguen desde Londres o Glasgow.

La optimista McKevitt aseguró que, incluso en ese caso, el peor de los posibles, los aviones seguirán llegando a Ibiza: «No quedarán en tierra, eso es un mito», afirmó. ¿Cómo volarán entonces hasta aquí? «Mediante acuerdos bilaterales entre el Reino Unido y España», dijo. José Antonio Roselló, vicepresidente de la CAEB, rebajó su optimismo: eso, claro, sólo será posible si la Unión Europea consiente a cada país negociar por su cuenta, pues, en principio, le compete a la máxima institución europea. Tampoco será de hoy para mañana.

Jet2Holidays apuesta por que los cielos sigan abiertos porque ha invertido ingentes cantidades en sus flotas de aviones, reconoció McKevitt. También le interesa «la libertad de movimientos de trabajadores», dado que dispone de 2.000 empleados en España.

Y un brexit redondo, el no va más, sería que, además, hubiera «libertad de movimientos de capitales». Eso es «esencial para no pagar tasas extras al cruzar las fronteras», por ejemplo en transporte o en hoteles. Y si se tiene que pagar, avisa de que «ese coste llegaría a los clientes», algo que confían en no tener que hacer. Y a mayor coste, menos atractivo es el destino. Túnez, Turquía y Egipto son más baratos y recibirán a ingleses y escoceses con los brazos abiertos. Un brexit duro les puede venir de perlas.