Aquel 15 de abril de 1995 acabó pronto la caza. A las 10.45 horas (dos horas antes que en 1994) había concluido la faena y regresaban a Cala d'Hort, donde prepararon un 'sofrit pagès': «La fibrosa carne apenas posee grasa y resulta muy sabrosa. Sin embargo, algunos aseguran que, debido a su localización, tiene un ligero sabor a marisco, por lo que se deja hervir durante largo rato», contó el cronista Xescu Prats.

Tras la copiosa comilona, «y como siempre se ha hecho», se procedió al reparto del resto de la carne «en partes equitativas». Además, «arreglaron cuentas». En esa época, a las cabras, que pasan tanta hambre que son capaces de comer incluso plantas que les desagradan, ya ni les llevaban comida, sólo agua dulce a bordo de los 'llaüts'.