Manos Unidas Ibiza presentó ayer a su nueva presidenta. No tan nueva (fue elegida en julio) si como dice ella, Margarita Portas, tenemos en cuenta que lleva alrededor de «25 años» en la organización. Tras el mes de agosto de vacaciones, esta ONG católica retoma ahora la actividad de cara al nuevo curso. De hecho, el encuentro con la prensa se produjo en una sala con un incesante flujo de voluntarias que llegaban para su primera reunión tras el parón estival. Portas define su implicación con Manos Unidas como «una deuda». «Es mucho lo que te da Manos Unidas. Te enriquece personalmente. He tenido la suerte de ver in situ el trabajo que se hace y esto te compromete», explica Portas y añade: «No es un cargo para el que haya mucha competencia. Así que alguien debe hacerlo [entre risas] y me tocó. Entonces estoy contenta. Es una satisfacción muy grande ver que todo lo que se recauda llega a donde se necesita».

La presidenta saliente

Su antecesora, Pepita Ribas, dejó el puesto por cuestiones personales. «Este es un trabajo voluntario y yo necesitaba retomar mi trabajo y mi familia», explica. La presidencia de las delegaciones de Manos Unidas se extiende por un máximo de tres o seis años y según Ribas se trata de «una organización viva que tiene que seguir evolucionando». De esta forma se gestionan los proyectos que se hacen por todo el mundo, ya que el objetivo de esta ONG es la cooperación fuera de España, en el tercer mundo.

La delegación de Ibiza cumplió 50 años en 2017 y Manos Unidas nacional cumplirá 60 el año que viene. Esta ONG desarrolla entre 600 y 700 proyectos en todo el mundo desde España. Ibiza lleva uno que se acabará pronto en Paraguay. Se trata de un proyecto de ayuda a la mujer campesina. «Las mujeres tienen mucha importancia allí. Se les han dado incubadoras y huevos, se reparten las gallinas y los pollos, hacen granjas y venden. Y todo esto empodera a las mujeres y ayuda a las familias. Allí las mujeres son las que sacan adelante a las familias», asegura Portas.

Hospital en Malaui

El siguiente proyecto que afrontará la delegación ibicenca de la ONG se desarrollará en una pequeña república situada en el sureste de África. Malaui es un país sin salida al mar situado a las orillas de un lago con el mismo nombre y que tiene frontera con Zambia, Tanzania y Mozambique. Se trata de uno de los países menos desarrollados y más densamente poblados del mundo. Manos Unidos acudirá para realizar un proyecto de ayuda hospitalaria. El objetivo es mejorar los servicios médicos del hospital de Kapiri, una de las zonas del mundo con mayor incidencia del sida. Este centro sanitario atiende de forma directa a 6.000 personas, mientras que el beneficio indirecto puede llegar a casi 60.000.

Se trata de una actuación con un presupuesto total de 40.513 euros (la mayor parte recaudados con acciones solidarias en la isla) para un hospital que está regentado por las Hermanas Carmelitas Misioneras. La misma orden religiosa que lleva el convento de es Cubells en Ibiza.

Como en todos los proyectos de Manos Unidas hay una parte del coste total que sufragarán los agentes locales. Es decir, las gentes del mismo Malaui, las que se beneficiarán de este aporte solidario se encargarán de un 8% del total del coste de los trabajos que se realizarán. «En todos nuestros proyectos una parte de mano de obra no cualificada se cubre con el trabajo de las gentes del lugar al que vamos. De esta forma sienten el proyecto como propio y lo valoran mucho más», explica Portas.