La actividad turística es uno de los principales motores económicos de las Pitiusas, y el medioambiente una de las razones por la cual los turistas visitan estas islas. Pero el sobredimensionamiento de la oferta turística está generando un importante aumento del nivel de ocupación de territorio, de forma especial en el litoral. De hecho, según datos del estudio ´Capacidad socioambiental de la Isla de Ibiza. Estado de la cuestión´, de la Fundación para la Conservación de Ibiza y Formentera, a mediados de agosto del 2016 la isla alcanzó una población flotante de 374.15 personas, un 162% superior a la población residente, la tasa de ocupación, en el momento de máxima presión humana, alcanzó el 122%. Con estas cifras, no es de extrañar que muchas infraestructuras, como las depuradoras, se vean colapsadas y sobreexplotados recursos naturales tan necesarios como el agua.

En los últimos años, también en la temporada estival 2018, se han producido numerosos vertidos de aguas fecales en el puerto de Ibiza, Talamanca, bahía de Portmany e incluso en el Parque Natural de ses Salines. De hecho, en las últimas inspecciones realizadas por la Alianza del Agua se demuestra la falta de depuración de la depuradora de Can Bossa, con su emisario vertiendo muy próximo al Parque Natural de ses Salines. Los resultados de los análisis del agua obtenidos confirman en las dos inspecciones realizadas que se vierten aguas contaminadas al medio marino con valores por encima de lo permitido por la normativa vigente. Además en la última inspección se confirmó la elevada carga de de aguas fecales vertidos al medio marino con valores de bacterias fecales 10 veces superiores al límite establecido por el Decreto 49/2003 de zonas sensibles de Baleares.

Teniendo en cuenta esta situación, el GEN-GOB, desde el año 2015, realiza un estudio sobre la situación de las depuradoras y emisarios submarinos de las Pitiusas. En este seguimiento se analizan en profundidad los parámetros oficiales que registra la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (Abaqua) para monitorizar el funcionamiento de las depuradoras en Pitiusas. Los datos que se han analizado corresponden a la serie histórica de los años 2013-2016, y para determinar la calidad de las aguas depuradas se han analizado los parámetros: Demanda Biológica de Oxígeno (DBO), Demanda Química de Oxígeno (DQO) -ambos indican la contaminación por materia orgánica- y Sólidos en Suspensión (SS), que indican la turbidez del agua. En este trabajo se han analizado las 11 depuradoras activas que tiene Abaqua en Pitiusas, y para determinar la calidad de depuración, el estudio se ha basado en el Real Decreto 509/1996 por el cual se establecen los parámetros aplicables para el vertido de aguas residuales urbanas.

La peor, la de Vila

En el periodo de estudio 2013-2016 las depuradoras analizadas vertieron un total de 55 millones de m3. De todas ellas destaca la depuradora de Ibiza, que vierte aguas residuales muy por encima de los valores que marca la legislación. Por lo tanto, se puede afirmar que esta depuradora, en estos cuatro años ha vertido un total de 22 millones de m3 de aguas mal depuradas al mar. Para hacernos una idea, la depuradora de Ibiza vierte al año unos 5,5 millones de m3 de aguas mal depuradas, lo que implica que un 40% del agua total depurada en las Pitiusas se vierte con unos valores superiores a los que establece la legislación como permitidos. Mientras tanto, se está construyendo la nueva depuradora de Ibiza en sa Coma sin una previsión clara de finalización y con incertidumbres técnicas y energéticas para bombear el agua residual a una cota de 100 metros de altura donde se localiza la depuradora.

Otro aspecto muy relevante es que alrededor del 60% de las aguas residuales están sometidas a un tratamiento terciario de depuración. El tratamiento terciario es el más avanzado en cuanto a depuración. Con este tratamiento se elimina la presencia de virus y gérmenes en el agua. Sin embargo, estas aguas son vertidas al mar, lo que supone la pérdida del recurso -AGUA- muy importante en unas islas que tienen sus acuíferos sobreexplotados e incluso padecen graves problemas de salinización. En este sentido, cabe destacar que solo se reutiliza un 7% de las aguas residuales. Este dato demuestra la deficiente gestión del agua en unas islas que viven episodios prolongados de sequía y donde la reutilización de las aguas depuradas tendría que ser una prioridad.