La conselleria balear de Medio Ambiente ha informado en contra de la puesta en marcha de un negocio en la playa de Cala Tarida para explotar actividades náuticas: esquí náutico y esquí bus, que es la tradicional banana impulsada por una embarcación, con la posibilidad de incorporar «otros diez elementos a motor y un número indeterminado de elementos náuticos sin motor».

Este negocio se incluye en el nuevo plan de concesiones de las playas de Sant Josep, promovido por el Ayuntamiento y que se aplica desde el pasado verano hasta la temporada turística de 2021. Sin el visto bueno previo de Medio Ambiente, necesario para que la Demarcación de Costas autorice esta concesión, el equipo de gobierno aún no la ha adjudicado, según explica la primera teniente de alcalde, Paquita Ribas.

El servicio de Planificación del Medio Natural del Govern balear emitió un informe desfavorable sobre esta actividad porque, al afectar a un Lugar de Interés Comunitario (LIC), el de la costa oeste de Ibiza, y a los LIC y ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) inmediatos de los islotes de Poniente, es Vedrà y es Vedranell, «se prevé que pueda afectar significativamente sobre los hábitats y especies de interés comunitario de estas zonas que se integran en la Red Natura 2000».

El departamento de Medio Ambiente del Consell de Ibiza concluye, por su parte, en su informe, que aunque «no se prevén impactos significativos, en la documentación ambiental no consta un estudio de alternativas y no queda justificado que la solución adoptada sea la mejor en cuanto a la reducción de los potenciales impactos asociados al proyecto».

Con base a estos informes, la Comisión de Medio Ambiente de les Illes Balears ha resuelto que para autorizar esta concesión náutica, previamente, se debe someter a evaluación de impacto ambiental ordinaria. No obstante, la resolución del órgano ambiental de la Comunitat Autònoma avanza que, si se mantiene el informe desfavorable del servicio de Planificación del Medio Natural, que es la administración competente en Red Natura 2000, resulta «improbable que la evaluación ambiental sea favorable».

En concreto, la Comisión de Medio Ambiente advierte de la contaminación acústica de los motores de las embarcaciones (con una potencia de 70 a 120 CV y una velocidad de entre 15 y 20 nudos) «en una zona considerada de silencio por la normativa autonómica» al tratarse de un espacio incluido en la Red Natura 2000. Además, existe «un riesgo de atropello de fauna salvaje protegida», añade.

En estas zonas protegidas se alimentan especies incluidas en el anexo I de la directiva comunitaria de conservación de aves silvestres (el cormorán moñudo, el virot, la baldritja, el halcón de eleonor, la gaviota audouín y el paíño) que sufren «la amenaza» de «un tráfico marítimo elevado concentrado en el verano». También afecta al delfín mular y a la tortuga marina.

La documentación incluida en el proyecto no aporta ninguna medida para «mejorar los problemas de contaminación acústica, que se añade a la que causa la gran cantidad de embarcaciones, habituales en temporada, y que resulta inaceptable en una zona de silencio, según la ley 1/2007 contra la contaminación acústica».