Mientras imaginamos mil formas de vida sorprendente y extravagante en el espacio exterior y un lago de agua bajo el hielo en Marte excita nuestra imaginación ansiosa de extraterrestres, los seres más increíbles pueblan los mares. Y no hace falta bajar hasta la fosa de las Marianas para conocerlos. Muy cerca, tanto que es difícil haber frecuentado las playas y no haberlo visto, hay un animal que es capaz de deshacerse de sus propias vísceras para entretener a un depredador y que luego puede regenerarlas por completo en menos de dos semanas y seguir su vida como si nada hubiera pasado. El animal en cuestión es un equinodermo, un filo de invertebrados marinos caracterizados por su piel armada de espinas y su simetría y que saben mucho de regeneraciones casi sobrenaturales, porque a él pertenecen las estrellas de mar y las ofiuras, que pueden volver a formar cualquier extremidad perdida e incluso regenerarse por completo a partir de un solo brazo. El animal es una holoturia, aunque los individuos de las diversas especies que conforman el grupo son más conocidos como pepinos de mar o cohombros, y en las islas como botifarres y espardenyes de mar.

En las Pitiüses pueden verse diversas especies de pepinos de mar, al menos seis, y algunas de ellas son difíciles de diferenciar Probablemente, la más fácil de identificar, por su coloración y sus anillos o lunares de color blanco, sea Holothuria sanctori, y, la más frecuente, H. tubulosa, de color marrón o negro y con las espinas muy visibles, abundante en fondos de arena y que también recibe el nombre popular de morena mansa en algunas zonas de habla catalana. En blancos de arena entre praderas de posidonia, a veinte o treinta metros de profundidad en es Racó de ses Fragates (s´Espartar) o es Grum de Sal (sa Conillera), por ejemplo, pueden verse decenas y centenares de ejemplares de esta especie, diseminados, nunca en grupo. Más oscura, de un negro más intenso, suele ser la especie H. forskali (morena bamba), aunque los ejemplares que se encuentran a mayor profundidad son de un tono más claro y es fácil confundir las dos últimas especies.

Estas tres son frecuentes en las islas, donde también se han citado H. polii, similar a las negras ya citadas pero que, curiosamente, suele verse recubierta de arena, y H. impatiens. Y a ellas hay que sumar Parastichopus regalis, la que realmente recibe el nombre de espardenya de mar o espardeña y que se caracteriza por tener un cuerpo algo más aplanado que la anteriores. Las similitudes son tantas que a nivel popular todos estos equinodermos vermiformes son denominados indistintamente pepinos, cohombros, botifarres o espardenyes.

En las islas, las espardenyes han sido tradicionalmente consumidas en los arroces marineros, consumidas y apreciadas por la gente del mar, pero hoy muchos restaurantes pitiusos han recuperado tal costumbre y preparan sus paellas con la musculatura y las gónadas de este animal, que se pesca con redes de arrastre. En otros lugares de España, como en Cádiz, las holoturias se han usado casi exclusivamente como cebo para pesca. Y, sin embargo, es precisamente en esas costas donde la pesca ilegal está esquilmando las especies.

Propiedades afrodisíacas

El motivo es que estos pepinos de mar también tienen un interés gastronómico creciente en diversos países asiáticos, donde además creen que tiene propiedades afrodiasíacas, por lo que, desde hace unos años y según crece la demanda, intermediarios de ese país pagan a mariscadores ilegales que recogen las variedades de pepino que pueden encontrarse en las playas, a poca profundidad. Las holoturias, ya cortadas y preparadas, se trasladan furtivamente a China como si se tratara de alijos de cocaína. En Balears, la captura de estas especies, igual que la del resto de equinodermos, está restringida por la normativa sobre el marisqueo.

Las holoturias son abundantes en la costa y muchas especies se encuentran asimismo a profundidades de más de cien metros. Y existen desde hace 500 millones de años. Desde hace una década, científicos trasplantan cromosomas de pepinos de mar a mosquitos y otros vectores de enfermedades para intentar desarrollar en ellos una proteína que las holoturias sintetizan (una lectina) para evitar parásitos. Más allá de estos experimentos, las holoturias cumplen una importante función en los fondos marinos, ya que contribuyen a su oxigenación y reciclan nutrientes, pero su extraño y poco espectacular aspecto no las hace muy populares entre buceadores y bañistas, que no suelen prestarles atención. Además, no tienen una cabeza visible por lo que, cuando intentas fotografiarlas, no sabes muy bien cómo hacerlo.