Finalizaba el verano del año 2016. Era el mes de septiembre y buceadores y centros de buceo de la isla empezaban a extrañarse por la elevada cantidad de nacras muertas que encontraban en sus inmersiones. De norte a sur, las poblaciones de este impresionante bivalvo, especie frecuente en las inmersiones, estaban desapareciendo con rapidez. Los ejemplares más emblemáticos y conocidos que se veían, por ejemplo, en los fondos de los islotes de las reservas naturales de es Vedrà, es Vedranell y els illots de Ponent iban muriendo, quedando sus concha vacías, muchas hoy todavía en pie como lápidas. El día 29 se informaba desde Ibiza al Centro Oceanográfico de Baleares del Instituto Español de Oceanografía (IEO), prácticamente al mismo tiempo que lo hacían desde Formentera. Un año después, la mortalidad en las Pitiüses era total, lo que significaba que no se había encontrado ningún ejemplar vivo, aunque aún se tenía confianza en la posibilidad de hallar esos individuos que se conocen como resistentes y que son la mayor esperanza de la supervivencia de la especie.

Dos años más tarde, cuando las pocas supervivientes de Balears se han reubicado en el Parque Nacional de Cabrera para reducir sus amenazas, se han observado ejemplares de nacra vivos en el islote de s´Espartar y en s´illa Grossa. A la espera de que se confirme el estado y la identificación de una primera nacra fotografiada el día 13 de septiembre, a 24 metros de profundidad en es Frare (la gran roca al suroeste de s´Espartar), las investigadoras que coordinan el Proyecto Nacra ya han confirmado, mediante una foto y un vídeo, la supervivencia de una segunda, observada en s´illa Grossa un día después, a tan solo cuatro metros de profundidad y en una pradera de posidonia. Este ejemplar resistente, sin embargo, parece cerrarse lentamente, por lo que las investigadoras señalan que «habría que vigilar su estado después del otoño, que es un período crítico para las nacras».

Además, existe la posibilidad de que en los fondos del islote de s´Espartar sobrevivan más ejemplares, ya que se suceden las informaciones de buceadores asiduos de la zona que así lo apuntan. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que en las islas puede encontrarse una segunda especie de nacra, la nacra de roca (Pinna rudis), que resulta fácil confundir con Pinna nobilis, principalmente si se trata de ejemplares jóvenes, y que no parece afectada por la mortalidad masiva. Y s´Espartar es un lugar donde las nacras de roca o rugosas son relativamente abundantes; en estos momentos puede contarse hasta una decena de juveniles, la mayoría de menos de diez centímetros, en cualquier inmersión.Abanico triangular

La superficie de la concha de la especie Pinna rudis tiene unas costillas radiales más marcadas que en la especie afectada por la mortalidad masiva, la concha es más rugosa y al crecer conserva las grandes escamas que en los individuos más jóvenes destacan en las dos especies. la nacra de roca tiene espinas más separadas y en menor cantidad. Y tiene una forma más acusada de abanico triangular (de hecho, en algunos lugares es conocida por este nombre), color rojizo y menor tamaño. Sin embargo, hay una dificultad añadida para la diferenciación de especies y es que las conchas de estos bivalvos, ambos de la misma familia Pinnidae, a menudo están cubiertas de diversas algas y otros organismos, por lo que es prácticamente imposible observar si el ejemplar tiene costillas.

De hecho, esta circunstancia dificulta la identificación del individuo hallado en es Frare y ha sido también motivo de dudas con otro ejemplar, más grande de lo que suele ser una nacra rugosa, observada en el mismo islote de s´Espartar por el biólogo Xavier Mas a 40 metros de profundidad y que, finalmente, parece tratarse de Pinna rudis, a pesar de su tamaño.

Otra diferencia es que la nacra suele habitar praderas de posidonia (es, por su tamaño y longevidad, una de sus especies emblemáticas) mientras que la nacra rugosa es más frecuente en fondos de roca. Pero la diferencia que se ha convertido en la más destacable desde que el parásito del género Haplosporidium se extendió afectando al sistema digestivo de las nacras, es que la única especie afectada es P. nobilis.Incógnitas

Es una de las incógnitas del caso. Poco información se dispone de P. rudis, pero esta especie de pínnido también habita en el Atlántico, por lo que al inicio del desastre se planteó la posibilidad de que estuviera inmunizada ante un parásito que ya existiera en aguas atlánticas. El protozoo, sin embargo, se ha identificado finalmente como una especie nueva, al menos desconocida hasta el momento, Haplosporidium pinnae, y se desconoce si ha podido tener algún contacto anterior con nacras atlánticas.

En realidad, y para ser más precisos, en aguas del Mediterráneo está citada una tercera especie de nacra, Atrina pectinata, que habita a mayores profundidades, más allá de los 40 metros, en fondos fangosos de la plataforma continental, y de la que se tiene constancia por su recogida por barcos de arrastre.

La nacra del Mediterráneo ha pasado de ser catalogada como ´vulnerable ´ a especie ´en situación crítica´, la categoría máxima de amenaza en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. Su recolección, tanto de ejemplares vivos como muertos, está prohibida y puede comportar penas de cárcel, ya que se trata de un delito contra la flora y la fauna. Y el seguimiento de sus poblaciones es una prioridad para la conselleria balear de Medio Ambiente, el Centro Oceanográfico de Baleares del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el Imedea UIB-CSIC (Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados), desde donde, repetidamente, se solicita la colaboración de los ciudadanos, bañistas o buceadores, para localizar individuos vivos o enfermos y conocer el estado de su hábitat.Mal estado del mar

En la plataforma de ciencia ciudadana de Observadores del Mar (observadoresdelmar.es), el equipo de Proyecto Nacra recoge y analiza todas las observaciones que los colaboradores realizan, tanto de la nacra como de la nacra de roca, para poder conocer mejor la distribución de sus poblaciones y, con suerte, descubrir alguna nueva nacra resistente, como la ya identificada en s´Illa Grossa.

A pesar de que el principal culpable de la situación de riesgo de la nacra es un protozoo parásito al que se ha dado el nombre de su víctima, algunos expertos profundizan más en el análisis de la situación y ven esta mortalidad masiva como un síntoma del mal estado del Mediterráneo, de las debilidades que las constantes presiones -plásticos, cambio climático, presión costera o sobreexplotación pesquera- han provocado en él.

Porque los sistemas sanos saben defenderse de las agresiones y la mejor manera de proteger una especie es proteger su hábitat. Es decir, podemos preguntarnos si unas nacras sanas en un Mediterráneo saludable hubieran sido capaces de mostrar mayor resistencia ante la epidemia.Morenas también en peligro

Cuando el Mediterráneo aún vive una situación de crisis por la mortalidad de las nacras y las agresiones a las amenazadas praderas de posidonia siguen produciéndose sin que se ponga freno a la masificación que, en buena medida, las provoca, este verano una nueva e inusitada cantidad de animales muertos ha provocado una nueva alarma. En esta ocasión, la especie afectada es la morena mediterránea (Muraena helena). A principios de agosto, aparecieron, en la playa de Talamanca, los primeros ejemplares muertos, lo que hizo sospechar de la posibilidad de que el culpable fuera un vertido contaminante. Esta hipótesis quedó practicamente descartada cuando empezaron a hallarse cadáveres en otros puntos de la costa, en el Norte, en Formentera y, finalmente, también en Mallorca, y varios buceadores observaron en sus inmersiones individuos que estaban quedándose ciegos. Aunque la mortandad parece haberse detenido, o al menos frenado, porque los ejemplares que llegan muertos a la orilla lo hacen de forma más esporádica, los investigadores de este nuevo episodio de mortalidad de fauna marina aún siguen investigando las causas y trabajan descartando posibles virus. El técnico de pesca del Consell de Ibiza Toni Box solicita a todas las personas que encuentren alguno de estos animales muertos, que lo comuniquen al 112.