La plataforma ciudadana Prou! ha entregado a los partidos políticos una propuesta de «pacto por la sostenibilidad de Ibiza» que plantea drásticas medidas en movilidad, medio ambiente y territorio para tratar de paliar «la sobreexplotación y saturación» que sufre la isla. El contrato ofrecido a los partidos (se hará lo mismo con asociaciones y entidades de la isla) tendrá una vigencia de 25 años, con la idea de evitar los vaivenes políticos que se producen cada cuatro años tras las elecciones.

En movilidad, Prou! pide que se reduzca a 10.000 coches la flota de vehículos de alquiler (la cifra de 2010), lo que supone una bajada del 50% respecto a la situación actual. Para reducir la necesidad del uso de vehículos motorizados, la plataforma propone que no se autoricen nuevas instalaciones (supermercados, polideportivos...) fuera de los núcleos urbanos, al tiempo que defienden la limitación de la entrada de vehículos particulares y de alquiler por mar. Además, considera necesario que se fije un horario para la circulación de vehículos pesados por las carreteras, que «no coincida con las horas punta», así como limitar la entrada de coches en los centros urbanos en horarios determinados, excepto residentes o personas con movilidad reducida, y prohibir la entrada de caravanas que no tengan reserva en un camping.

Para reducir la presión sobre el territorio, Prou! incluye en el pacto que las nuevas viviendas en zonas rurales no se puedan vender en 30 años y prohibir la siembra de césped en los jardines, así como limitar el volumen de agua de las nuevas piscinas e impedir la autorización de nuevas extracciones de agua, salvo para uso agrícola.

El contrato que Prou! ha puesto sobre la mesa incluye también la prohibición de los party boats y beach clubs, además del «cierre» de las discotecas y hoteles-discotecas que causan contaminación lumínica y acústica, así como fijar el cierre de los locales de ocio nocturno a las tres de la madrugada como máximo.

Prou! también pide un compromiso político para que no se otorguen nuevas plazas turísticas y la reducción de la ratio turista/residente, que, en Ibiza (26 turistas por cada residente), es de «las más altas del mundo».