La directora del colegio Sant Jordi, Present Ortiz, ya se temía, ayer por la mañana, la situación que se encontrarían al abrir el centro: cuatro aulas y la planta baja inundadas. Es lo que ocurre cada vez que llueve con fuerza desde hace dos años, lamenta Ortiz. Desde que la conselleria balear de Educación llevó a cabo la primera fase de las obras de supresión de las barreras arquitectónicas del centro.

La inundación afectó a cuatro aulas en las que tuvieron que suspender las clases: primero, segundo y tercer curso de Primaria e Infantil de cinco años. Todos estos alumnos, más de 80, pasaron buena parte de la mañana reunidos en un espacio común, explicó la directora.

En toda la zona afectada había un dedo de agua, según comprobaron los profesionales del colegio. Rápidamente alertaron al Ayuntamiento de Sant Josep, que envió a tres operarios para que achicaran agua. Durante varias horas, estos trabajadores, con botas de agua, trataron de secar el espacio, para lo que emplearon tanto una aspiradora como palas y cubos.

En el centro, tanto el equipo directivo como las familias están «desesperados» por la situación, que llevan dos años denunciando sin que la conselleria balear de Educación ponga una solución. La directora explicó que las inundaciones constantes han afectado ya a los muebles de la planta baja y a las puertas, que se han hinchado. «Hemos llegado al límite», insiste la directora, que recuerda que en varios de los espacios estrenaron el curso pasado mobiliario nuevo que teme que se estropee si el problema no se solventa pronto. El suelo, de baldosas, también está «rasposo» de tantas veces como se ha inundado, asegura.

Ortiz explica que no habían tenido inundaciones en el edificio hasta el otoño de 2016, justo después de que el Institut Balear d'Infraestructures i Serveis Educatius i Culturals (Ibisec), dependiente de la conselleria balear de Educación, concluyera la primera fase de la supresión de las barreras arquitectónicas. Se creó una rampa y se habilitó una salida de emergencia. Es por ese hueco por el que entra el agua cada vez que llueve, detalla Ortiz, que señala que esto se debe «a la inclinación del terreno».

Salida de emergencia

En alguna ocasión, reconoce, han colocado pequeños parapetos en el suelo para evitar que se cuele el agua. Esto, sin embargo, «sólo sirve cuando llueve poco» y, además, no pueden hacerlo por una cuestión de seguridad, como ya les han advertido, ya que la salida de emergencia debe estar libre de obstáculos.

En el centro no entienden que la solución se retrase tanto: «No puede ser que la burocracia lo demore todo tanto». En este sentido, insiste en que no se trata de que el Ibisec aborde una obra nueva, sino de reparar un problema que causó una obra suya.

La directora señala que les han dicho que la solución llegará en noviembre, sin embargo, reconoce que tienen «poca confianza» en que esto sea verdad, ya que no es la primera vez que les garantizan que repararán el problema.

La delegada territorial de la conselleria balear de Educación, Margalida Ferrer, reconoce que arrastran este problema «desde hace dos años». Asegura que la solución se ha demorado tanto porque el Ibisec tenía que redactar otro proyecto. «Pero ya está», afirma.

Así, la conselleria ha hablado ya con la empresa que en este momento se está encargando de la segunda fase de las obras para suprimir las barreras arquitectónicas (habilitar un ascensor y crear una escalera exterior, entre otras actuaciones) para que se haga cargo de este proyecto, que sería una «obra complementaria» de la actual. «Se les ha dicho que la hagan lo antes posible», insiste la delegada, que detalla que los problemas están motivados porque los técnicos del Ibisec no tuvieron en cuenta hacia dónde desaguaba el terreno cuando llueve.