La cancelación de diez vuelos entre Ibiza y Barcelona en la noche del domingo y la madrugada del lunes a causa del mal tiempo dejó en tierra a centenares de pasajeros y muchos de ellos no podrán tomar su avión de regreso hasta esta noche. Las suspensiones afectaron a cinco trayectos desde el aeropuerto de Ibiza y otros tantos desde El Prat, ocho de ellos de la compañía Vueling y los dos restantes de Ryanair.

Ninguna de las dos compañías quiso facilitar el número de personas que se quedaron en tierra a causa de estas cancelaciones, una cifra que tampoco pudo aportar AENA. Sin embargo, fuentes aeroportuarias precisaron que los aviones que operan en estas conexiones tienen capacidad para unos 170 pasajeros y que, al tratarse del puente del Pilar, contaban con una elevada ocupación.

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Retrasos en el aeropuerto del Prat de pasajeros ibicencos

Al mediodía de ayer, la oficina de atención al cliente de Vueling en el aeropuerto de Ibiza todavía recibía a numerosos afectados. Era el caso de Sandra Lucas y Joan Vera, una joven pareja de Barcelona que iba a tomar el vuelo de las 23.50 horas, que fue retrasado inicialmente a las dos y diez de la madrugada pero, finalmente, quedó suspendido. «Las colas llegaban hasta la otra punta del aeropuerto cuando fuimos a reclamar, no pudimos llegar al hotel que nos dieron hasta las cuatro de la madrugada aun siendo de los primeros a los que atendieron», explicaban.

Esta pareja fue alojada en el hotel Seaview de es Port des Torrent, pero ayer estaban a la espera de que les comunicaran un nuevo lugar donde pernoctar, ya que sólo se les pudo asignar un asiento para el vuelo de esta noche a las 23.50. Ambos debían haberse incorporado ayer por la mañana y perderán dos jornadas de trabajo. Se da la circunstancia de que también han venido a pasar el fin de semana los cuatro compañeros del despacho de arquitectura en el que trabaja Sandra Lucas, ya que uno de ellos es ibicenco y les ha hospedado en su casa. «Se han quedado los jefes solos y están cabreadísimos».

La odontóloga Marina Fabianelli también esperaba que Vueling le asignara un hotel en el que pasar su segunda noche, ya que tampoco podrá volver hasta hoy. Ella ha tenido que anular todas las citas con sus pacientes programadas para estos dos días. «No hay problema, porque puedo reorganizar mi agenda, pero mi amiga, que es médica, se incorporaba hoy [por ayer] tras dos meses y medio de baja y le quedarán 53 pacientes sin atender», advertía.

Exámenes, entrevistas y divorcio

La cancelación de los vuelos le ha añadido otro problema, ya que su pareja, que también ha pasado el fin de semana navegando en Formentera con un grupo de amigos, «tenía que estar firmando el divorcio con su ex ahora mismo». «Ahora estoy hablando con su abogada por teléfono y mi novio sigue casado por culpa del temporal», bromeaba.

El caso de Cristina Vila era bastante más grave, ya que ayer tenía exámenes presenciales y una entrevista de trabajo. Ella ha pasado la noche con su padre y una amiga en el hotel Aura, también en es Port des Torrent. «Nuestro vuelo se retrasó hasta las dos y diez de la madrugada y dormimos en las sillas del aeropuerto esperando. Luego nos dijeron que se cancelaba, nos dieron 15 euros para comer algo en la cafetería y no llegamos a la cama hasta las cinco de la madrugada, porque en el hotel también se formó otra hora de cola con tantos afectados», subraya.

Antonio Serra y Meritxell Martínez todavía muestran su enfado porque su vuelo se canceló a las 21.25 y fueron recolocados en el que luego debía salir a las dos y diez de la madrugada. «Si lo llegamos a saber, no perdemos toda la noche en el aeropuerto. Cuando luego vi que había 300 personas haciendo cola para que les consiguieran un hotel, llamé directamente al Royal Plaza, porque ya no podía aguantar más aquí dentro», sentenció.