Los hoteles de cinco estrellas de las Pitiüses tuvieron 37.977 clientes durante el mes de agosto, 4.581 más (un incremento del 13,7%) que hace un año. Recuperaron así parte de los 8.580 viajeros que perdieron en 2017, cuando experimentaron una abrupta e inesperada caída del 20%. Eso sí, ese aumento de turistas ha tenido un precio: los alojamientos de esa categoría han tenido que reducir sustancialmente sus tarifas, concretamente un 18,24%, según la información del Instituto Nacional de Estadística procesada por el Ibestat.

Hace un año, la caída pudo ser peor, pero a base de ofertas y valores añadidos para sus clientes (noches extras, masajes, desayunos incluidos...) consiguieron evitar bajadas aún más pronunciadas. Este año se repitió la jugada: visto el panorama, los cinco estrellas volvieron a ajustar precios, incluso más intensamente que en 2017. Por ejemplo, si las tarifas medias diarias fueron recortadas un 11% en agosto de 2017, en el mismo periodo de 2018 la bajada ha sido todavía mayor, del 18,24%. Es decir, los precios en los alojamientos pitiusos de lujo han acumulado descensos del 27,3% en sólo dos años en el mes punta del verano. Si en 2016 dormir una noche en un cinco estrellas costaba, de media, 462 euros, este año la cuenta diaria salía por 336 euros, 126 euros menos por jornada, que es un buen pico.

Curiosamente, los hoteles de cuatro estrellas no han necesitado recurrir a esos ajustes. En 2017 subieron sus tarifas un 2,44%; en 2018, un 5,81%. Es decir, han crecido un 8,47% en dos años: en agosto de 2016 se pagaba una media de 177 euros por noche en esos alojamientos; en 2018, 192 euros.

Pero lo que más se ha resentido ha sido el capítulo de ingresos por habitación, que en agosto bajaron un 20,4% en Ibiza respecto al mismo mes de hace un año. Acumulan, además, una caída de ingresos del 35,8% desde 2016. Así, si hace dos años los hoteles de lujo conseguían recuperar 422 euros por habitación disponible, en agosto de 2018 no han pasado de los 271 euros de media, 151 euros menos que entonces.

Mejora su ocupación y estancia

Tal como señalaba José Antonio Roselló, vicepresidente de la CAEB por las Pitiüses, en la entrevista publicada ayer por este diario, esta temporada «ha costado más vender, pero se ha acabado vendiendo. Algunas empresas han hecho una labor extraordinaria en ese sentido, con mucho esfuerzo para tener sus hoteles con un grado de ocupación importante». Tradúzcase esfuerzo como bajada de precios.

En el caso de los cinco estrellas, lograron mantener ese «grado de ocupación importante», pues fue del 85,13% en agosto, 7,4 puntos porcentuales más que hace un año, si bien no hay que olvidar que en 2016 llegó a ser del 99,16%, es decir, plena ocupación. La de los cuatro estrellas se ha mantenido prácticamente inalterable desde 2014, entre el 90,8% y el 92%, mientras que la de los tres estrellas creció hace un mes hasta el 94,4%, cinco puntos más que en 2017.

Y a más ventajas y ofertas para los clientes, mejor estancia media. La de los cinco estrellas ha mejorado sustancialmente: de los 2,5 días por turista de 2016 a los 4,3 y 4,2 de 2017 y 2018, respectivamente.