Ibifor, la empresa que gestiona los negocios de las playas del Parque Natural de ses Salines, apoya que se impida aparcar fuera de las dos zonas de pago, con una capacidad para algo más de 700 vehículos. El apoderado de Ibifor, Joan Cardona, asegura que la capacidad de los dos aparcamientos de pago es suficiente para cubrir la demanda actual, salvo «en días puntuales». De hecho, este verano los dos aparcamientos sólo se han llenado «cinco días». «No vale la pena que se mantenga el descontrol actual [fuera de los parkings de pago] por cubrir toda la demanda de estos días puntuales», sostiene Cardona. Ibifor gestiona uno de los dos aparcamientos, de 300 plazas.

Esta temporada se han puesto barreras para impedir el aparcamiento en zonas no habilitadas para ello, salvo en la franja situada desde la rotonda hasta la entrada a la playa por el Mar y Sal, donde se concentran los vehículos que no quieren pagar por aparcar. Cardona indica, además, que en este espacio se ubican los coches de los vendedores ambulantes, que, destaca, «cada año son más y ejercen una presión inaguantable para los turistas».

No hay más zonas de 'parking'

La primera teniente de alcalde de Sant Josep, Paquita Ribas, agrega que en este espacio también se localizan furgonetas de transporte 'piratas' y que su cierre servirá al menos para poner trabas a esta actividad. Ribas destaca, asimismo, que el plan estratégico en el que trabaja la conselleria balear de Medio Ambiente apunta que los dos aparcamientos existentes, los de pago («no hay más zonas de parking autorizadas», aclara), son «suficientes para asumir la demanda».

La idea es que a partir de Semana Santa del año que viene se coloque una barrera después de la rotonda para impedir el paso de vehículos hacia el puerto de sa Canal, salvo a los autorizados: transporte público, residentes o trabajadores de la industria salinera. Ribas explica que Ibifor se encargará de aportar el personal necesario para controlar esta barrera.

La franja colindante a la carretera, desde la rotonda de acceso a los parkings de pago hasta el establecimiento Mar y Sal, que actualmente se utiliza de aparcamiento (no está permitido, puntualiza Ribas, por lo que se ponen sanciones), se reconvertirá en una zona de servicio de transporte público, tanto taxis como autobuses regulares y discrecionales.

A finales de junio, la consellera insular de Movilidad, Pepa Marí, aseguró a este diario que se iba a intentar aplicar esta medida esta misma temporada. «Al final se ha retrasado todo», apunta Paquita Ribas, que explica, que aparte de los permisos del Consell, también es necesario el de la Dirección General de Tráfico y aún no se ha obtenido. «Hay que quitar la presión actual de vehículos, que no es normal ni asumible para el Parque Natural. Los coches invaden la zona de los taxis y dificultan las maniobras de los autobuses».

Ribas defiende que si se pretende ir a la playa de ses Salines con vehículo privado se deben usar los aparcamientos de pago. «Esto pasa en Vila. Si no quieres emplear la zona azul, pues no vayas. Y nadie te indica que no vayas a la ciudad», señala. «Es curioso que en Ibiza no haya ningún problema por ello, y que, en un Parque Natural, alguno ahora se ponga las manos a la cabeza porque tenga que pagar por aparcar», añade.