Juan Planells, propietario del agroturismo Can Planells y expresidente de Siente Ibiza, la Asociación de Agroturismos de Sant Joan, considera que «la temporada ha sido más o menos parecida a la del año pasado», aunque han notado «descensos» en relación al pasado año. «No han sido exagerados», de alrededor del 5%, porcentaje que coincide con la caída de pernoctaciones acumulada esta temporada.

El hotelero también confirma que ha bajado la estancia media: «La gente busca vacaciones un poco más reducidas, básicamente porque, en el aspecto económico, los hoteles rurales no son un producto barato. En vez de una semana entera, intentan estar cuatro noches o cinco».

A su juicio, «este año se han producido varios factores que han influido» en que la temporada haya sido irregular: «Al principio, la meteorología no ayudó mucho. Hacía mejor tiempo en el norte de Europa que aquí, de manera que algunos clientes optaron por pasar sus vacaciones en sus respectivos países». Además, la recuperación del norte de África ha hecho mella: «Allí, los precios son más económicos y la gente quiere diversificar un poco sus viajes, no ir siempre al mismo sitio. Eivissa, además, es un destino caro y, según en qué épocas, masificado», advierte. «Teniendo en cuenta todos esos factores», Planells considera, no obstante, que «el balance ha sido positivo».

Oferta ilegal dañina

Considera que, de cara a las próximas temporadas, «habría que cambiar algunas cosas, tanto en el ámbito público como el privado. Por ejemplo, no es agradable que las depuradoras no funcionen al 100%».

Pero su principal «caballo de batalla» sigue siendo «la oferta ilegal, que campa a sus anchas, pues supone una competencia desleal. Consume territorio y servicios, pero sus clientes no pagan por lo que reciben, como, por ejemplo, la recogida de basura o la limpieza», se queja. «La oferta ilegal -indica- cobra la mitad y gana el doble. Contra eso no puedes luchar. Lo único que se puede hacer, a título individual, es ofrecer el mejor servicio al cliente».

Aplaude que ahora «se haga algo contra la oferta ilegal desde las instituciones, aunque luego las medidas caigan en saco roto». Mejor eso que no hacer nada: «La primera vez que acudimos a la Administración, la repuesta fue ‘uff’, eso no es un problema. Y lo es, muy gordo».

Asegura que ninguno de sus clientes se ha quejado a la hora de pagar el impuesto turístico: «Lo abonan sin decir nada. No estoy contra la ecotasa, siempre que se use correctamente. Sí contra su gestión, como que tengamos que cobrarla nosotros, pues hay mucha gente que acude a alojamientos ilegales que no la abona. Tampoco estoy de acuerdo con que luego se use para reformar el paseo marítimo de ses Figueretes».