Los alojamientos de turismo rural pitiusos han mantenido el tipo esta temporada, al menos en cuanto al número de viajeros que durmieron en sus instalaciones. Hasta el mes de julio pasaron por los agroturismos de Ibiza y Formentera 10.643 personas, sólo un 1% menos que en el mismo periodo de 2017. Pero aunque prácticamente se han estancado las llegadas, sus pernoctaciones han caído un 5,9%, al pasar de las 43.456 de 2017 a las 40.884 de esta temporada, según los datos del Ibestat elaborados a partir de las cifras aportadas por el Instituto Nacional de Estadística.

Ese bajón se debe, esencialmente, a que la estancia media de los clientes ha experimentado un significativo descenso. Por ejemplo, en julio fue de 4,07 días, por debajo de los 4,4 de hace un año. Es, además, la estancia media más baja de la última década durante ese mes.

Por nacionalidades, hay claras diferencias: los alemanes son los que más tiempo permanecen alojados (4,97 noches), seguidos de los suizos (4,86) y de los británicos (4,38). Los españoles están una media de 3,69 jornadas. Los que menos tiempo pasan en los agroturismos son los portugueses, apenas dos noches.

Cae la ocupación

Además, la ocupación en julio en los alojamientos rurales no fue para tirar cohetes: sólo se deshicieron las camas del 60,78% de las plazas, cuando en el mismo mes de 2017 se llegó al 70,21%. Ya en junio se detectó un descenso en este sentido, pues la ocupación fue de sólo un 56%, 12,5 puntos porcentuales menos que en julio del año anterior.

A pesar de que las pernoctaciones se redujeran casi un 6%, la cifra alcanzada esta temporada es superior a las de los años 2016 (38.980) y 2015 (32.898). Prácticamente la mitad de la caída interanual es fruto del tropezón registrado en julio, cuando hubo un 7% menos de pernoctaciones. Buena parte de esa bajada está relacionada con el mercado español, y eso pese a que sólo supone una sexta parte del total de viajeros: en julio se hundió un 33%. Las pernoctaciones de extranjeros, sin embargo, sólo se han recortado en un 0,87%.

Tiene una explicación: en julio descendió un 29,4% el número de viajeros españoles que durmieron en hoteles rurales. Hubo 212 menos que hace un año, mientras que, por el contrario, se contabilizaron 226 extranjeros más.

La mayoría de los turistas que optaron por alojamientos rurales en julio (permanecieron abiertos durante ese mes 35, uno más que hace un año, y el triple respecto a hace una década) fueron británicos (739), seguidos de los españoles (508) y holandeses (421), alemanes (362), franceses (281) y belgas (233).