Un total de 1.648 familias fueron atendidas el pasado año por el departamento de Servicios Sociales de Santa Eulària. La cifra ha crecido un 3,7% respecto al año anterior y si bien no se trata de un incremento muy significativo, sí lo es el hecho de que se trata del número más alto de los últimos diez años.

«Al contrario que en 2016, en el que había habido un descenso respecto a 2015 [que entonces se relacionó con una posible mejora de la situación económica general], se ha vuelto a la tendencia de aumento del número de familias atendidas», dicen desde el departamento en la información facilitada.

En esta ocasión consideran que el incremento de 59 familias atendidas se debe a «múltiples factores» como la «situación de encarecimiento de la vivienda» en la isla, el «aumento de la esperanza de vida que alarga la etapa de la vejez de la población», «dinámicas familiares disfuncionales» y «desajustes en las relaciones parentales que afectan a los hijos», entre otros.

Del total de familias atendidas, 246 nunca antes habían tenido un expediente abierto en el departamento. Un año antes, el número de familias nuevas fue de 255, por lo que hay más usuarios que necesitan ayuda durante más tiempo.

Residentes en el municipio

El perfil de las personas que acuden a Servicios Sociales es el mismo cada año: mujer (56,03%), soltera o soltero (40,65%) y de nacionalidad española (48,36%). Se trata, como es habitual, de gente que vive de forma estable en el municipio y con un tiempo de residencia superior a seis meses. «Aunque también se atiende a personas que se encuentran en nuestro municipio de forma puntual o de vacaciones», indican.

De nuevo, el principal grupo de población atendido fueron las familias (450), seguido de personas mayores (411), niños y jóvenes (390) e inmigrantes (281).

A este respecto, inciden en que en 2017 el sector de las personas mayores siguió «aumentando la demanda» como ya sucedía en los dos años anteriores. Se trata de un grupo de población «cada vez más numeroso»: la gente «vive cada vez más años» y es susceptible de necesitar más recursos en la vejez.

Respecto al tipo de ayudas ofrecidas, la principal fue información, orientación, evaluación y movilización de recursos, consistente en responder a consultas sobre recursos o prestaciones que existen. De ellas se beneficiaron 596 personas, una cifra que aumenta año a año, pues fueron 54 más que en 2016.

En segundo lugar, los recursos relativos a la cobertura de necesidades de subsistencia, que incluyen tanto ayudas para garantizar una adecuada alimentación como de apoyo para personas en situación de dependencia que aún no la tienen reconocida o en situación de vulnerabilidad, entre otras.

Un perfil que está cambiando

En total, 408 personas se beneficiaron de estas ayudas, 18 menos que un año antes. «El perfil de población que era más atendido hasta el momento era el de familia monoparental, generalmente mujer, con menores a su cargo. Actualmente este perfil está cambiando por el de pareja con menores a su cargo, muchas veces vinculado a la problemática del coste de la vivienda que existe en la isla», destacan.

En tercer lugar, 338 personas fueron atendidas dentro de las actuaciones de apoyo a la unidad de convivencia y ayuda a domicilio, que incluyen atención psicológica comunitaria, servicio de orientación familiar, servicio de ayuda a domicilio y teleasistencia. Están dirigidas, sobre todo, a personas que viven solas y a familias de padres separados con hijos menores. Un año antes fueron 312 usuarios, por lo que han aumentado en 26 casos.

En relación a las actuaciones de prevención e inserción social -que llevan a cabo mayoritariamente las educadoras sociales del departamento atendiendo sobre todo situaciones de desajustes escolares en niños y absentismo y conductas de riesgo en adolescentes-, el número de usuarios fue de 201 frente a las 198 de 2016.

Y por último, 31 personas se beneficiaron de las medidas de alojamiento alternativo, cuatro más que un año antes. El perfil era «variado», pero sobre todo «hombres de 30-45 años con problemas de alcoholismo o salud mental y personas ancianas sin familia de apoyo».