n Este año, quien tiene un algarrobo tiene un tesoro. La algarroba se cotiza a precio de oro, cuando otros años estuvo hundido. Por cada kilo se pagan 40 céntimos. Ya en 2017 tenía un buen precio, a 28 céntimos por kilo, pero este ha subido como la espuma.

¿Por qué se paga más? Según Juan Antonio Prats, el precio de este fruto depende de cómo se cotice la goma garrofín, el producto que se extrae de las semillas de ese árbol y que se emplea como estabilizante (E-410) en la industria de producción de helados. Y, al parecer, la harina de algarrobo se cotiza últimamente como el petróleo.

Este año será excelente para este cultivo, cuya recogida comenzó a mediados de agosto. El 1 de septiembre dio inicio la temporada oficial, fecha desde la que empezaron a entrar los sacos en la Cooperativa. Y llegaron muchos, debido a que el elevado precio ha animado a los agricultores a varear sus algarrobos, hasta los de los jardines: «Muchos que no venían nunca traen ahora sus sacos», asegura Prats. Si en 2017 se cosecharon 600 toneladas, este espera que se superen las 900 toneladas, un 50% más.

Casi toda la producción ibicenca se exporta a las industrias encargadas de elaborar el E-410. Pero hay pocas, «cuatro o cinco» que preparen la harina, lo cual «da miedo» al gerente, por dos razones: por si de repente cortan las compras, y por si deciden importar el material desde China.