Navegar a motor y sin gasolina es posible y los pasajeros de los yates fondeados ayer en ses Illetes de Formentera pudieron verlo -y grabarlo- cuando el 'Energy Observer' cruzaba silencioso las aguas turquesas del Parque Natural de ses Salinesarque Natural de ses Salines. Este catamarán futurista está forrado de 140 metros cuadrados de placas solares y lleva unos motores mudos que convierten el agua del mar en energía.

Durante el último año y medio, el 'Energy Observer' ha viajado a través del Mediterráneo y ahora acaba de llegar a Formentera, que definieron como «la isla mejor preservada» que han visto durante todo este tiempo. Su ruta sigue ahora hacia Valencia, Tánger y Lisboa para acabar de completar la vuelta al mundo en seis años. Por ahora, alcanza los 10 nudos, poco comparado por ejemplo con los 25 a los que navegan las barcas que hacen el trayecto regular de pasajeros entre Ibiza y Formentera. Pero es un barco laboratorio y a cada paso que da, los ingenieros y científicos que lleva a bordo van mejorándolo con el objetivo de aprender, cuanto más mejor, de la navegación autosostenible.

El catamarán, una iniciativa privada de 30 metros de largo por 13 de ancho, extrae energía de todos los elementos que lo rodean. La eólica y la solar las almacena en baterías mucho más ligeras que las utilizadas por los barcos eléctricos tradicionales y, además, extrae hidrógeno del agua del mar mediante un proceso de descarbonización. «'Energy Observer' es un desafío energético y científico. Este sistema es el futuro de la energía porque combina las renovables con el hidrógeno», explica el fundador y capitán del barco, Victorien Erussard. No necesita suministro energético ni en alta mar ni en puerto y produce un ruido inferior al decibelio, mientras que se considera que los mamíferos marinos se sienten perturbados a partir de los cuatro.

Sus tripulantes, un equipo de franceses que rota en grupos de seis, viven a bordo sin generar apenas desechos: una desaladora les proporciona agua potable para la ducha y el baño, la cocina y el resto de luz la proporcionan los mismos motores, el sistema de calentamiento del termo o la calefacción en invierno proviene del sistema de enfriamiento de los motores e incluso la comida con la que cocinan está almacenada en frascos de cristal para evitar los envases.

También recogen muestras para investigaciones sobre la presencia de plásticos en el mar, pero no se consideran tanto una misión científica como energética.

Además de demostrar que es posible dar la vuelta al mundo sin dejar apenas huella ecológica, el segundo objetivo del 'Energy Observer' es documentar proyectos locales de preservación medioambiental. En Italia, por ejemplo, destacaron un sistema que extrae la energía de las olas del mar. En Formentera se interesaron por el Save Posidonia Project, que impulsa la investigación sobre el impacto de los barcos o los emisarios de las depuradoras sobre esta planta marina protegida, endémica del Mediterráneo y Patrimonio de la Humanidad (las praderas situadas en el Parque Natural, entre Ibiza y Formentera).