El misterio de las morenas muertas en Ibiza y Formentera se mantiene pese a que ya son más de 300 los pesticidas descartados, además de hidrocarburos y compuestos químicos conocidos como PCBs, tras las necropsias, pero los ejemplares fallecidos siguen apareciendo y el último conteo oficial sitúa la cifra por encima de las 120.

Cada día aparecen casos nuevos. Ayer mismo, en la playa de Migjorn de Formentera los bañistas hallaron una morena en descomposición. Las administraciones pitiüsas solicitan a la ciudadanía que informe al 112 de cualquier hallazgo para poder documenta todos los casos y llevar un registro organizado.

El grupo de trabajo para investigar las causas de estas muertes crece en la misma medida que el fenómeno y el protocolo de registro pasa por tomar nota de cada nuevo caso para que el conteo sea fiable. Ayer, las administraciones implicadas hicieron el último balance. «No es que [el número] haya aumentado en 60 de golpe», explica el técnico de Pesca del Consell de Ibiza Toni Boix, «es que ponemos en conjunto todos los números y vamos haciendo balances».

Paralelamente, los laboratorios siguen analizando las muestras de morenas halladas muertas en las playas que van desde la Cala de Sant Vicent, en Ibiza, hasta Formentera. La progresión ha sido, precisamente, desde el sur hacia el norte de Ibiza y hacia el sur de Formentera.

Aunque cada vez hay más contaminantes, por ahora no se ha podido descartar ninguna causa: pueden ser bacterias, virus o agentes tanto orgánicos como inorgánicos. La idea de que es una enfermedad coge cada vez más fuerza, pero los expertos todavía no han resuelto el misterio.

En Ibiza se siguen realizando necropsias y en Mallorca, análisis de muestras de los peces. Los procesos de los laboratorios como los cultivos impiden acelerar la obtención de resultados.

Los Consells tanto de Ibiza como de Formentera agradecen la ayuda de los clubes de buceo de ambas islas, que ayudan a establecer el estado de las poblaciones vivas porque al hacer inmersiones varias veces cada día y en distintos lugares de las islas, la información que aportan es de mucha utilidad. «Estamos rastreando densidades para tener una noción de qué parte de la población de la especie se está muriendo, pero es un proceso muy lento... por ejemplo, llevamos cinco años estudiando el gerret y ahora empezamos a ver los resultados», explica Boix.

El método de las administraciones para observar las especies vivas consiste, sobre todo, en tender trampas a las morenas para que persigan un cebo y poder así analizar su estado de salud, pero como explica Boix, tal vez se pierden a las morenas enfermas que no pueden acudir a perseguir la comida. Algunos buzos aseguran que las han visto bajo el agua con comportmaientos más lentos de lo habitual.