Empresas y trabajadores del puerto de Ibiza están indignados por la fuga de vertidos de aguas fecales que se ha estado produciendo desde el pasado domingo y que no se solucionó hasta anoche, cuando la contaminación ya se extendía a los muelles de los pescadores, la zona en la que atracan las barcas de Formentera y los pantalanes de Ibiza Magna, entre el inicio del puerto y el Martillo. Desde esta empresa confirmaron ayer que varios yates de grandes esloras habían abandonado el puerto por el insoportable hedor que provocan los vertidos.

Los vertidos se produjeron por la rotura de una tubería que conduce aguas residuales hasta la depuradora, en la zona de la rotonda conocida como de los podencos. Un portavoz de la conselleria balear de Medio Ambiente informó pasadas las 21.30 horas de que la avería ya había sido reparada.

Desde la Asociación Chárter Ibiza explicaron que han recibido muchas quejas de clientes por los malos olores, aunque no han registrado anulaciones de contratos. Ismael Durán, su presidente, dijo que la situación es «vergonzosa», y añadió: «El problema es que se repite tantas veces que ya nos parece algo hasta normal».

Desde la conselleria de Medio Ambiente del Govern, responsable de la canalización, explicaron que estaba previsto que ayer llegara la brida fabricada a medida en Murcia. Con esta pieza de sujeción ya en la isla, los trabajos de reparación acabaron finalmente anoche. La fuga, agregaron, se pudo haber producido por un bloqueo de la canalización provocado por un objeto arrastrado por las tormentas del domingo, lo que habría supuesto una sobrepresión en el conducto y su ruptura final.El operativo

El operativo

La directora general de Recursos Hídricos del Govern, Joana Grau, incidió en el «constante trabajo» que llevaron a cabo los operarios y empresas contratadas desde hace casi una semana para minimizar el impacto del derrame. Durante estos días, hasta cuatro camiones se han encargado de succionar las aguas fecales del espejo de aguas del puerto. También se ha instalado una barrera de contención colocada por la empresa de servicios subacuáticos Servisub, que permanece en la zona desde principios de semana. Y se ha contratado un barco especial de limpieza para controlar los vertidos.

Pero la situación, tras seis días, se había vuelto ya insoportable. Ayer, empleados de las diferentes navieras y del puerto deportivo mostraron su enfado e indignación por la dilación en el arreglo del conducto. «Para los clientes no es muy agradable. Algunos que acaban de llegar y han dormido aquí no saben si esto es algo normal en Ibiza», relatan empleados de Ibiza Magna, y apuntan que no se atreven a meter las manos en el agua «ni con guantes».

En la misma línea, Álex, un trabajador de Mediterránea Pitiusa, que está a pie de muelle, calificó de «vergonzosa» la situación, con un hedor constante que aleja a muchos turistas que quieren embarcar en los barcos de línea.

Una empleada de una empresa que une el puerto con ses Figueretes y es Viver admitió por su parte que han detectado un descenso en el número de clientes.

Por su parte, desde la Autoridad Portuaria destacan que han coordinado esfuerzos con el Govern esta semana para solucionar este problema.

La ruptura fue detectada el domingo y al día siguiente se produjo un vertido en Marina Ibiza. Luego, las aguas sucias se extendieron hasta el muelle de las barcas de Formentera y los pantalanes de Ibiza Magna.