J.K., de 27 años, utilizó una tarjeta de crédito de una mujer enferma de alzhéimer que vive en una residencia británica para viajar junto a un amigo de vacaciones a Ibiza. En total, utilizó 1.000 libras de la enferma, en torno a 1.100 euros, que fueron utilizados, entre otros gastos, para pagar dos vuelos de ida y vuelta de Manchester a Ibiza.

Los hechos ocurrieron en abril del pasado año y la defraudadora fue descubierta cuando la sobrina de la víctima, en una visita a la residencia Highgrove Care Home, encontró varias cartas del banco HSBC alertándola sobre actividades fraudulentas en su cuenta corriente.

La acusada tuvo ayer el juicio, en el que se ha declarado culpable de cuatro cragos de fraude, informa el periódico Metro. Se ha librado de la cárcel pero ha quedado libre a cambio de 12 meses de trabajos comunitarios no remunerados y 25 sesiones de terapia para rehabilitarse.

Según la acusación, la identidad de quien accedió a la tarjeta de crédito de la vícitma se desconoce, porque se da la circunstancia de que la madre de la acusaba trabaja en esa residencia de ancianos.

J.K., además, ha sido condenada a pagar una compensación semanal al banco HSBC después de que la entidad devolviese el dinero robado a la víctima.