Las necropsias de las morenas muertas durante las últimas semanas en las Pitiusas apuntan cada vez de forma más clara a una enfermedad, ya que descartan la presencia de varios contaminantes en las muestras analizadas. Sin embargo, los estudios continúan y sigue habiendo sustancias por examinar. Los resultados se esperan para los próximos días.

«Todavía no podemos descartar del todo la contaminación del agua como causa de muerte de las morena, pero todos los contaminantes de los que tenemos resultados han dado negativo», explicaba ayer Toni Boix, técnico de pesca del Consell de Ibiza. Ya se han descartado hidrocarburos, toxinas y compuestos orgánicos volátiles, entre otros.

Mientras avanzan los análisis, en Formentera siguen apareciendo más morenas muertas. Ayer, los servicios de Medio Ambiente y socorristas encontraron una en la playa de ses Illetes y otra en Cala Saona, que se suman al menos a otras dos halladas en Caló de s'Alga y cuatro en es Caló de s'Oli, según informó el Consell.

En total, son más de 70 los peces de esta especie hallados muertos en las playas de las Pitiusas desde que se detectó este fenómeno el 7 de agosto en las costas comprendidas entre la cala de Sant Vicent, en Ibiza, y Formentera, donde varios vecinos encontraron el martes el cadáver de una morena en la zona de Migjorn, donde hasta ahora no había aparecido.

En Ibiza, el fenómeno fue mucho más intenso a principios de mes y el ritmo ya ha empezado a disminuir, según Boix. Esta dispersión del fenómeno también impulsa a los científicos a decantarse por la enfermedad porque, según apuntan, es difícil que un vertido se extienda tanto.

Los ejemplares analizados hasta ahora presentan el hígado «muy claramente afectado», explica Verónica Núñez, oceanógrafa del Centro de Recuperación de Especies Marinas (CREM), porque se trata de un órgano detoxificador (limpia el cuerpo de cualquier sustancia amenazante, sea cual sea su origen). Las necropsias muestran hígados muy negros, por lo que los científicos han empezado a analizar también el resto del sistema digestivo, apunta Núñez.

Pese a la incertidumbre sobre las causas de muerte de las morenas, las autoridades sanitarias del Govern todavía no han recomendado evitar su consumo. Se desconoce si consumirlas en este estado podría tener alguna consecuencia para la salud de los humanos.

Los ayuntamientos de todos los municipios afectados, los servicios de emergencias, Medio Ambiente, los consells de Ibiza y Formentera y el Centro de Recuperación de Espacies Marinas (CREM) han constituido un grupo de trabajo para compartir información y dimensionar el fenómeno.

Las administraciones han pedido a quienes se encuentren con estos animales en la orilla que contacten con el 112 para ponerlo en conocimiento de las autoridades y añadir los ejemplares al conjunto de análisis.

Población desconocida

Población desconocida

Las administraciones implicadas en la investigación también han empezado a muestrear la población de morenas vivas para poder calibrar si este fenómeno afectará a la subsistencia de la especie. «En zonas donde hemos detectado el fenómeno también se han encontrado morenas vivas y en buen estado en los mismos niveles que en los últimos cuatro o cinco años», explica Boix, «por lo cual podemos deducir que pese a la alarma social que se ha desatado, no podemos compararlo todavía con la muerte de nacras del año pasado».

Núñez apunta que la población total de morenas en las Pitiusas es «difícil de estimar» porque son animales nocturnos que viven en cuevas: «Aunque 70 pueden parecer muchas, pueden no ser tantas en el conjunto de la población».

Los centros de buceo de Ibiza reportan que las morenas detectadas bajo el agua aparentan normalidad, explica Núñez. En Formentera, el centro Vellmarí ha detectado ejemplares «con letargo» en su comportamiento recientemente.