Un local comercial que se encuentra en los bajos de un edificio de la calle Alacant de Sant Antoni se está usando como vivienda y realquilando a turistas. Así lo han denunciado vecinos de la zona y lo admitieron a este diario los dos inquilinos que se encontraban en este habitáculo en la mañana de ayer. El Ayuntamiento de Sant Antoni, tras tener conocimiento de estos hechos, envió una inspección y anunció que abrirá un expediente urbanístico tras comprobar que este local se está destinando a vivienda sin contar con la autorización del cambio de uso.

La infravivienda se encuentra en el número 4 de la calle Alacant, pegado al bar que se encuentra en la esquina de la calle Progrés. El exterior mantiene la apariencia de un local comercial, con la barrera de protección recogida en cada uno de los laterales y las cristaleras completamente cubiertas de carteles publicitarios que no permitirían ver el interior. Sin embargo, poco antes de las once de la mañana, la puerta estaba abierta de par en par para permitir la entrada de aire.

En el interior se encontraban dos jóvenes argentinos, de 25 y 28 años, que afirmaron ser turistas llegados desde Barcelona y Mallorca. Explicaron que cada unos de ellos paga 200 euros por dormir durante dos semanas a la persona que vive en ese local.

«Ahora está durmiendo allá atrás», señalaron. Una tela usada como cortina separa la estancia donde estaban los jóvenes, uno de ellos sentado frente a la mesa y el otro postrado en un sofá junto a un monitor apagado. En un uno de los lados había una litera pegada a la pared con una bandera española con el Águila de San Juan. Desde la calle también se podía llegar a divisar otro colchón detrás de la cortina y, pese a que la oscuridad reinaba en la estancia y no permitía ver la parte trasera, se percibía que su superficie es muy reducida.

«Pasamos y preguntamos»

«Pasamos y preguntamos»

También aseguran que encontraron este habitáculo en alquiler de casualidad, cuando pasaron por delante de él y preguntaron al inquilino. En la misma calle, algunos vecinos consultados informaron de que el año pasado ya se alquilaban camas en este local comercial. «Molestias no han ocasionado hasta el momento, pero no puedo entender cómo se puede permitir esto, porque allí no hay ventilación ni hay nada», criticaba una vecina. «No se debe abusar de la necesidad de la gente para meterlos en un lugar con un calor asfixiante», lamentó otro.

Unos minutos después, desde la entrada de este habitáculo se asomó otro joven, que se mostró nervioso al ser preguntado si era él el inquilino que alquilaba las camas. Tras su negativa inicial, preguntó quién había denunciado estos hechos y si se iba a publicar alguna información al respecto.

El Ayuntamiento conoció después esta situación, cuando se le preguntó si el local contaba con cédula de habitabilidad, y envió una inspección al mediodía. Pese a que no se permitió la entrada los técnicos municipales, «se ha podido comprobar que se le está dando un uso como vivienda». «Se abrirá un expediente de disciplina urbanística puesto que es necesaria una licencia para transformar un local en vivienda», anunció el Ayuntamiento, que también «alertará a las administraciones competentes por si se estuviera realizando alquiler turístico ilegal».

Se da la circunstancia de que a escasos metros, en la misma manzana se encuentra una casa okupada en la que entraron personas desalojadas del hostal Picadilly a principios de marzo. Los okupas iniciales eran dos hermanos y la pareja de uno de ellos con su hija, a los que se ha sumado la mujer y las hijas del otro, que se encontraban en la Península, más otros inquilinos que estarían pagando un alquiler, según algunos vecinos. Uno de estos okupas y su mujer ayer negaron, sonriendo, que cobraran al resto.